Impregnados con el mal olor que expele aún Cartagena luego de las elecciones atípicas del fin de semana pasado, marcadas por un abstencionismo plebe y la foto vergonzante de unos ganadores a los que sobran prontuarios y falta transparencia, vamos entrando a la recta final de una campaña presidencial en la que las posiciones viscerales, el menosprecio al argumento y la negación del otro como igual han sido guion repetido de la escena. No falta ser mago para vaticinar que se vienen días feos en medio de un aumento de la crispación y la polaridad, la mentira hecha versión y lo que la mal llamada propaganda negra saque de debajo del sombrero.

Claro queda que esta generación y la anterior fueron incapaces, por flojera, ignorancia o una mezcla de ambas, de entender el valor del voto libre. Por ello, y esperanzado en que algún joven me lea, me permito dirigirles estas líneas.

En primer lugar, por favor voten. Por quien consideren, pero voten. La democracia se fortalece en la medida en que se ejerce de manera libre y consciente el derecho a elegir. Seguramente escucharán muchas voces de familiares o amigos con distintas recomendaciones. Todos son puntos de vista válidos e interesantes. Podrán sentir más afinidad con una u otra idea. Ese es su derecho. Y si ese es su derecho, pues entonces ejérzanlo. Salgan a votar. No dejen que la pereza los venza. Ese no es día de playa nada más. El que vota con libertad ratifica su postura ciudadana y se gana el derecho a exigir. No dejen que nadie más lo haga por ustedes.

Y ya que van a votar, procuren informarse bien. Ningún candidato es tan bueno como él cree ni tan malo como puedan creerlo los otros. Cada uno, desde su línea ideológica, propone lo que considera correcto y necesario. Algunas ideas suenan mejor, pero puede que no sean realizables. Otras puede que no sean tan chéveres, pero puede que sean necesarias. Lean, comparen, revisen. Llenen de razones y argumentos su decisión.

Y ojo, que las razones y argumentos no pasan por prestarle atención a cadenas de whatsapp o a trinos de dudosa procedencia. Aunque estoy seguro, lo saben, no hay tales rayos homosexualizadores, castrochavistas o expropiadores. Tampoco es posible pasar de la noche a la mañana de fuentes de energía fósiles a basadas en el sol o el viento. Ojalá lo fuera, pero falta mucho. No nos vamos a volver como ningún país vecino, nadie va a hacer trizas nada porque sí. Dios no te va a dejar de querer si votas por X o por Y. Se han dicho y escrito muchas barbaridades. Un meme no puede definir un voto. No dejes que eso ocurra. Piénsalo bien.

Eres un joven que vive en una sociedad hiperconectada. Eres capaz de recibir y procesar muchos mensajes y muchas imágenes. Entiendes sin duda el valor de la libertad física y mental, así como lo importante de asumir compromisos como parte de un país que se enfrenta a un nuevo momento en su historia. No dejes que te digan que no puedes pensar bien. No dejes que te digan que no sabes lo que quieres. Sal y vota.

@alfredosabbagh