Las intensas nevadas en los Alpes suizos son el marco del Foro Económico Mundial en Davos esta semana. Los organizadores de la gran cita anual de las élites mundiales han puesto el foco una vez más en la desigualdad en un estudio presentado en la inauguración del Foro, y otros informes recientes confirman también el reparto de la riqueza cada vez más desigual en el planeta. Puede que la preocupación de al menos parte de los directivos y dirigentes políticos por este grave problema sea real, pero de las ediciones pasadas de Davos salieron pocos impulsos para remediar la situación.

Lo más importante es que la economía mundial va viento en popa. El optimismo de los directivos ha llegado al nivel más alto en diez años, revela una encuesta de la consultora PwC. Especialmente eufóricos son los empresarios de EEUU, gracias a la reforma fiscal que les brinda la mayor rebaja de impuestos en décadas. De ahí que en Davos todas las miradas estén puestas en la intervención este viernes de Donald Trump, que pretende explicar a este público selecto su política del ‘America First’. Desde luego que la reforma fiscal es un elemento importante en este camino y Trump ya tiene un primer gran éxito del que podrá jactarse. Apple anunció hace días que repatriará buena parte de los 252.000 millones de dólares en ganancias que tiene acumulado fuera de EEUU. Acogiéndose a la generosa rebaja fiscal, le costará solo 38.000 millones de dólares en impuestos.

Esto no es todo. La multinacional de la manzana mordida promete invertir 30.000 millones en EEUU y crear así 20.000 empleos. Con esto, Trump puede presumir ante los votantes de cumplir con su promesa de “hacer que vuelvan los puestos de trabajo”. El CEO de Apple, Tim Cook, aprovechó para marcarse el tanto de forma bastante grandilocuente: “Tenemos un gran sentido de responsabilidad para devolver algo al país y a la gente que ha hecho posible nuestro éxito”. Cabe preguntarse por qué no lo han hecho antes.

Si los estadounidenses están de enhorabuena, los demás deberían preguntarse de dónde salen los 252.000 millones. Está suficientemente documentado que Apple, como tantas otras multinacionales, reduce su carga fiscal a través de complicados entramados societarios que le permiten trasladar sus beneficios a paraísos fiscales, como mostraron los ‘Paradise Papers’ el año pasado, o a países con baja imposición, como Irlanda, Holanda o Luxemburgo. En sus principales mercados, la empresa del iPhone paga cantidades ridículas sobre sus ganancias.

En Europa aumentan las voces entre el empresariado que pide a sus dirigentes políticos una respuesta a EEUU en forma de rebaja fiscal. Esto podría ayudar al crecimiento de la economía pero no a mejorar las desigualdades, como subrayan los estudios del Foro de Davos. Espero que la respuesta al ‘America First’ no será emular a Trump, sino intensificar la lucha contra las trampas, aunque legales, de las grandes multinacionales.

@thiloschafer