El 6 de enero se celebra en la mayoría de los países del mundo el día de los Reyes Magos, que nos recuerda la adoración al Niño Jesús como signo de reconocimiento del mundo pagano, de que Jesús es “el rey y salvador de la humanidad”.
En España e Italia ese día tiene un significado muy especial: los niños reciben sus regalos; en España, de los Reyes Magos y en Italia, de la ‘Befana’: una figura folclórica: bruja anciana, mal vestida, de cabello gris, pero con gran sentido del humor y sonreída, quien montada en un palo de escoba reparte regalos. En España, los reyes magos recorren las calles en una tradicional cabalgata con sus camellos.
En Argentina y en México los niños dejan sus zapatos al pie del pesebre para que los Reyes Magos les pongan los juguetes. En Puerto Rico, la noche anterior, los niños cortan pasto para los camellos y lo colocan en una caja de zapatos al pie de la cama. Melchor era europeo: un anciano de pelo y barba blancos. Gaspar, (el mas joven de ellos) era rubio y asiático. Y Baltasar, de piel negra y africano.
El porqué de cada regalo tiene su explicación: Baltasar entregó el oro a Jesús, porque era ‘Rey de Reyes’ y el oro era destinado a los monarcas. Gaspar le entregó el incienso porque era ‘el hijo de Dios’ y a las divinidades se les rendía culto quemando incienso. Y Melchor entregó la mirra porque Jesús ‘era hombre’ y como tal moriría joven, siendo necesaria esa resina para que María pudiese ungir el cuerpo sin vida cuando llegase su deceso.
En la catedral de Colonia (Alemania) hay una arqueta que dice contener “las reliquias de los Reyes Magos”, llevados allá por el emperador del Sacro Imperio Romano Germánico Federico I de Hohenstaufen, conocido popularmente como ‘Barbarroja’.