El inolvidable Joe Arroyo ha sido objeto de múltiples homenajes y recordaciones; su música, su estilo, su vida transcienden fronteras, edades, tiempos e interpretaciones; musicólogos y académicos, eruditos y seguidores de a pie entonan y bailan sus melodías con la misma pasión que el Joe supo imprimir a sus composiciones.
En el II Coloquio Internacional Sujeto y Discursos Alternativos: Leer el Caribe. Homenaje a la música del Caribe, llevado a cabo en Barranquilla por la Universidad Simón Bolívar, exaltamos la fiesta de vida que constituyen las expresiones culturales de la gran región caribeña, su patrimonio tangible e intangible, el legado de sus creadores y el sinfín de apropiaciones que de manera incansable han construido los hombres y mujeres del Caribe a lo largo de la historia.
Joe Arroyo a través de su música, específicamente de La Rebelión, se inserta en la expresión de resistencia inacabada del pueblo afrodescendiente en nuestro territorio; en la huella del cimarronismo histórico que se expresa en la explosión de su alma cuando grita “¡No le pegue a la negra!” y lo que, retrocediendo en el tiempo, imaginamos conllevó para los africanos esclavizados y cimarrones este rechazo contundente a la esclavización.
La historiografía referida a los siglos XVI, XVII y XVIII, muestra al negro en la Colonia bajo unas condiciones de sometimiento, humillado, vencido; o por el contrario, como un salvaje huido al monte, sin Dios ni ley, instalado como sujeto deshistorizado y descorporizado en la producción de conocimiento. Estas formas de interpretar los hechos materializan las condiciones con las cuales desarrollar la capacidad de un grupo para imponerse a los demás; la represión de las expresiones, conocimientos y significados y todas las formas de discriminación social como construcciones intersubjetivas, hasta lograr la naturalización de las relaciones de dominación, instaurando el colonialismo fundamentado por las élites políticas y perpetuado por las élites académicas y de la gestión cultural. La colonialidad del poder es el dispositivo que produce y reproduce la diferenciación colonial.
Los cimarrones de ayer gestaron el paradigma otro desde el repicar de los tambores en las playas que supieron la desventura de su esclavización, trabajando y produciendo conocimiento aunque no fue sistematizado por la academia.
Encontramos en el canto del Joe Arroyo la rebeldía heredada de sus ancestros, para continuar la senda trazada por Benkos Biohó y que hoy nos sigue convocando a mantener en alto el sentido de dignidad y de lucha en todas sus expresiones.
La voz del Joe y con él la voz de hombres de mar y de río, bogas ausentes, eternos viajantes, cimarrones de ayer y de hoy, gracias a su fuerza se mantiene viva. La herencia cultural, los valores ancestrales de padres y mayores, la memoria individual y colectiva de los pueblos; especialmente los pueblos afro, ricos en oralidad, asientan las raíces de estos pueblos que se nutren de la cuentería, de las coplas, de los versos, de los cantos, de mitos y leyendas, que recrean y reconstruyen de forma permanente sus vivencias e historias; como guardianes reales de la cultura, que a nombre de los ancestros propician la tradición oral: el cuentero y el decimero; los rezanderos y las cantadoras; los curanderos y hechiceros, el Joe Arroyo en rebeldía.
¿De qué habla La Rebelión? De una historia de siglos; de marginación y violencia, de negritud en tanto identificación y conciencia de la herencia africana. El grito del Joe denota el orgullo de sentirse parte vital de una historia inconclusa. Y gracias a este, su voz vehiculiza la memoria colectiva como forma de visibilizar y a la vez de subvertir los patrones de la esclavización colonial.
La Rebelión del Joe “es canto de esclavos”, como lo dice el investigador Jairo Solano, es repique de tambores, latidos de la sangre que reviven en la voz de este caribe inmortal que nos legó su grito, el grito de su gente, de ayer y hoy, para vestir caminos musicales y reivindicativos, hacia adelante.
*Por: Matilde Eljach Pacheco. Socióloga y doctora en Antropología, investigadora de la Universidad Simón Bolívar de Barranquilla.