Juvenal Urbino, uno de los personajes principales de El amor en los tiempos del cólera, se caracterizaba por su espíritu renovador que tropezaba con todo, su civismo maniático y su obsesión por el peligroso estado sanitario de la ciudad. Logró la construcción del primer acueducto, del primer sistema de alcantarillas y del mercado público cubierto que permitió sanear el pudridero de la bahía de las Ánimas; pero su mayor mérito, la proeza que catapultó su fama a nivel nacional fue sin duda haber conjurado a tiempo, con métodos novedosos y drásticos, la última epidemia de cólera que padeció la provincia.
El doctor Urbino fue un animador activo de cuantas congregaciones confesionales y cívicas existieron en la ciudad, y en especial de la Junta Patriótica, formada por ciudadanos influyentes sin intereses políticos, que presionaban a los gobiernos y al comercio local con ocurrencias progresistas demasiado audaces para la época. Si el lector quiere conocer el legado de esta junta en la vida de la ciudad, o mejor aún, adentrarse en la bella historia de amor que Gabo nos regala en esta obra magistral, ahí está para todos.
Cito esta parte de la novela para poner de relieve el enorme potencial que representan los ciudadanos en el desarrollo de las urbes. El verbo presionar es perfecto para describir su influencia positiva sobre gobiernos y empresarios, en favor de las mejores causas.
Una instancia interesante y valiosa, y a su vez desaprovechada e inoperante en la gestión pública, es la de los Consejos Territoriales de Planeación –CTP–. La Constitución Política y la Ley 152 de 1994 son las principales normas que desarrollan la conformación, las funciones y el alcance de los CTP. Los CTP son espacios de participación para la planeación y el control social de las políticas de desarrollo económico, social, político, cultural y territorial de municipios, distritos y departamentos.
La Corte Constitucional ha señalado en sus sentencias la permanencia institucional de los CTP y la obligación de la Administración de brindarles el apoyo administrativo y logístico indispensable para su funcionamiento.
Su actuación debe abarcar no solo la fase de aprobación del Plan de Desarrollo, cumpliendo una función consultiva, sino la de seguimiento y evaluación, ejerciendo control social. Los CTP son importantes porque como representantes de la sociedad civil tienen la posibilidad real de cualificar el ejercicio de planificación.
Parques verdes y un verdadero Jardín Botánico en pleno sur, una línea de metro elevado que una la Vía 40 a la orilla del Río con el aeropuerto Cortissoz y Soledad, articulada a un Transmetro con nuevas líneas, un tren de cercanías, una nueva sede para el Zoológico de la ciudad, programas ambiciosos de cultura ciudadana a gran escala que empoderen y generen corresponsabilidad con nuestra Barranquilla son algunas de las ideas progresistas de muchos Juvenales.
Los amigos del doctor Urbino son descritos como personas que se pasaban la vida proclamando el orgullo de su origen, los méritos históricos de la ciudad, su heroísmo y belleza, pero eran en realidad ciegos a la carcoma de los años. El doctor Urbino, en cambio, le tenía bastante amor para verla con los ojos de la verdad.
Sería otro gran acierto de la Alcaldía y el Concejo Distrital, que iniciaron gobierno en tónica consultiva, que desempolven el CTP y otras instancias consultivas, las pongan a funcionar y las llenen de muchos Juvenales, inconformes y visionarios. Un paso obligado es fortalecer la institucionalidad en la ciudad.
@rochimendozam