La determinación fue tomada por el juez del Tribunal Supremo de Nueva York, Juan M. Merchan.
“Nunca quisimos la pena de muerte, porque solamente Dios da la vida y la quita. Nos sentimos satisfechos”. Sus palabras, tan cargadas de franqueza como de entereza, resonaron en los lugares más lejanos, donde la historia del desgarrador asesinato del cordobés logró despertar empatía y apoyo.
El español podría ser trasladado a la cárcel de Surat Thani, provincia a la que pertenece Samui, de mayor seguridad y con alrededor de diez veces más reos (5.400 frente a 542, según el departamento de correccionales).
A Colombia la sentencia contra el español llegará a medianoche, pero en las casas de Lorica, Córdoba, trasnocharán atentos.
A los sentenciados se les prohibió el ingreso a estadios de fútbol durante los dos años siguientes.