La medida fue decisión de la Alcaldía Municipal.
Vivimos en una jungla de confusión en términos de movilidad que precisa de salidas satisfactorias que faciliten fomentar respeto entre los actores viales, construir cultura ciudadana y recuperar sentido común. La realidad demuestra que se han perdido cuando a diario somos testigos de automotores, entre estos buses y camionetas de alto cilindraje, transitando por vías sin apenas Dios ni ley, ciclistas tratando de mantenerse seguros debido a que no existen ciclorrutas para ellos, motociclistas y bicimotos, en gran proporción de domiciliarios que usan estos vehículos para trabajar, exponiendo sus vidas y las de los demás en su afán de conseguir el sustento diario, y peatones que pese a sus insistentes quejas se sienten no solo desatendidos, sino abandonados.
En el departamento del Atlántico se vendieron en ese mismo mes unas 3.368 motocicletas.
Las mujeres a nombre del Clan del Golfo pedían motocicletas y municiones.
El ciudadano que incumpla la medida se expone a una multa de 16 salarios mínimos legales vigentes.