Decir groserías puede catalogarse para muchos como un acto normal o habitual en el día a día, sin embargo, este tipo de episodios generan consecuencias en la salud del ser humano.
De acuerdo a los psiquiatras, las personas que hacen uso de malas palabras para responder a situaciones que los afectan, pueden tener varias razones para hacerlo; no obstante este comportamiento impacta fuertemente en la salud.
Razones por las que se dicen groserías, según la psicología
· Desarrollo del lenguaje: Si un adulto mantiene un lenguaje grotesco, utilizado desde que era niño o adolescente, significa falta de desarrollo emocional o social adecuado. Ya que en esa etapa infantil, dichas acciones responden a una etapa de desarrollo o búsqueda de límites, pero en la adultez ya debería estar definida.
· Condiciones psicológicas: Las personas que dicen groserías a diario pueden estar enfrentando trastornos de ansiedad, personalidad o depresión, incluso impulsividad. Está más relacionado a una manifestación profunda.
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· Expresión emocional: Decir groserías sirve de escape para que algunas personas disminuyan la tensión emocional. Según los expertos, esta también puede ser una forma de liberar emociones, enojos o frustraciones.
· Conducta cultural y social: en algunos grupos, culturas o sociedades puede ser normal expresarse con groserías, pues hacen parte de su jerga cotidiana, o son expresadas para expresar pertenencia a un círculo social.
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· Reducción de dolor físico: Según estudios, en algunos casos las groserías pueden ayudar a soportar el dolor físico, ya que las malas palabras pueden activar una intensa respuesta emocional que alivia el dolor de manera temporal.