El Día Mundial de la Menopausia, que se conmemora cada 18 de octubre, invita a reflexionar sobre un proceso natural en la vida de las mujeres, que muchas veces es malinterpretado o temido. Para Norella Maury Simmonds, de 56 años, esta etapa ha sido todo lo contrario: una oportunidad para conocerse mejor y disfrutar de la vida desde una nueva perspectiva.
“Mi menopausia comenzó hace seis años, cuando noté que mis ciclos menstruales, que siempre habían sido regulares, empezaron a cambiar. Fue un proceso gradual, pero con señales claras: cambios en la frecuencia de los periodos y, luego, una prueba de sangre que confirmó la caída de mis niveles de estrógenos”, contó a EL HERALDO.
Sin embargo, ella rechaza la palabra “sobrellevar” para describir lo que está viviendo. “No se trata de sobrellevarla. Es un peldaño más en la vida de una mujer sana, igual que cuando pasé de niña a adolescente, y de adolescente a mujer. Ahora soy una mujer madura que sigue creciendo y aprendiendo”.
Para Norella, la menopausia no marca el fin, sino el comienzo de una etapa llena de posibilidades. “Esta es la edad donde muchas mujeres alcanzan sus metas más altas, ya sea en puestos ejecutivos o llevando sus negocios al máximo nivel. Es un momento para aprovechar lo mejor de nosotras mismas, para conocernos mejor y sacar provecho de este nuevo proceso”.
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Aunque los síntomas, como los sofocos, la resequedad y las cefaleas, pueden ser incómodos, para ella no son el fin del mundo. “Lo recibí como un placer nuevo en mi vida. Ya no más toallas higiénicas, tampones ni métodos anticonceptivos. Es una liberación en muchos sentidos”.
Norella también resalta la importancia de contar con una buena guía médica. “Los ajustes hormonales los llevo de la mano de mi ginecóloga, en quien deposito toda mi confianza. Aprender a vivir esta nueva etapa es clave para disfrutarla con calidad de vida”.
Pero lo más importante para ella es cómo esta etapa redefine su sentido de ser mujer. “De ninguna manera la menopausia nos hace menos mujeres. Al contrario, es cuando más completas nos podemos sentir. Tenemos la fuerza de la experiencia, hemos descubierto el círculo completo. Disfrutamos mejor de nuestra sexualidad, nos fortalecemos física y emocionalmente”.
En su caso, el ejercicio ha sido una parte fundamental de su bienestar. “Camino, bailo y entreno con pesas. Ahora la meta no es tener un cuerpo bonito, sino un cuerpo sano. Y si en el proceso logras verte bien, pues mil aplausos. Ya no existen tabúes. Somos las dueñas de nuestro cuerpo y mente, y esta es una oportunidad para sentirnos bellas, desafiantes y, sobre todo, vivas”.
La importancia de un diagnóstico oportuno
Según la Organización Mundial de la Salud, la mayoría de las mujeres en el mundo experimentan la menopausia entre los 45 y los 55 años de edad “como un episodio natural fruto del envejecimiento biológico”. Sin embargo, este proceso puede tener un impacto significativo en la salud endocrina y general de las mujeres.
La Organización Mundial de la Salud ha alertado que, en la mayoría de los países, el acceso a información y servicios sanitarios de calidad para la atención a la menopausia sigue siendo limitado. A pesar de ser una etapa natural en la vida de la mujer, muchas enfrentan una falta de información sobre el impacto que la menopausia tiene en sus vidas. Esto dificulta su capacidad para comprender y manejar los síntomas, así como para acceder a los recursos adecuados que les ayuden a enfrentar esta fase.
“La menopausia es una etapa en la vida de la mujer que se caracteriza por el cese del período reproductivo, acompañado de una disminución en la producción de estrógeno y progesterona. Este cambio hormonal puede provocar síntomas como sofocos, sudoración nocturna, cambios de humor, alteraciones del sueño y sequedad vaginal”, dijo la Dra. Katherine Restrepo, presidenta de la Asociación Colombiana de Endocrinología, Diabetes y Metabolismo.
Las opciones de tratamiento para la menopausia son variadas y pueden adaptarse a las necesidades individuales de cada mujer. La terapia hormonal sustitutiva (THS) es una de las alternativas más comunes, ya que ayuda a aliviar síntomas como los sofocos y la sequedad vaginal al reponer los niveles de hormonas que disminuyen durante esta etapa.
Sin embargo, también existen tratamientos no hormonales, como ciertos antidepresivos y medicamentos para la presión arterial, que pueden ser efectivos en el manejo de los síntomas. Además, los cambios en el estilo de vida, como una dieta equilibrada, ejercicio regular y técnicas de relajación, juegan un papel crucial en el bienestar general.
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La menopausia no sólo implica cambios en el ciclo menstrual, sino que también tiene un impacto significativo en la salud endocrina de las mujeres. La disminución de hormonas, como los estrógenos, puede alterar el metabolismo, aumentando el riesgo de resistencia a la insulina y contribuyendo a la obesidad. Además, este desequilibrio hormonal puede afectar la salud mental, propiciando problemas como la ansiedad y la depresión.
A largo plazo, la menopausia conlleva consecuencias que merecen atención, ya que la reducción de estrógenos está asociada con un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares, osteoporosis, dislipidemia, hígado graso, entre otros. Las mujeres postmenopáusicas enfrentan una probabilidad aumentada de sufrir fracturas, problemas cardíacos y otros trastornos de salud, lo que puede impactar significativamente su calidad de vida.
Por ello, es crucial que reciban el apoyo y la información necesarios para manejar estos riesgos de manera efectiva. “La menopausia no es solo una transición, sino un momento crucial que puede afectar la salud endocrina y general de las mujeres. Es importante entender que no es el fin de la vitalidad, sino un nuevo comienzo en el que podemos priorizar nuestro bienestar. Un mito extendido es que se deben aguantar los síntomas, sin embargo, es fundamental que las mujeres comprendan que existen opciones de tratamiento efectivas. No deben resignarse a sufrir, es posible mejorar la calidad de vida y muy necesario para enfrentar esta etapa de forma saludable,” expresó la especialista.
Impacto psicológico
La menopausia no solo representa una transformación física para las mujeres, sino que también conlleva un importante impacto psicológico que puede desencadenar una serie de emociones complejas. Según explica la psicóloga Tatiana Martínez, esta etapa puede generar un contexto de vulnerabilidad emocional e inquietud debido a los profundos cambios hormonales que experimenta el cuerpo.
“Uno de los principales factores que contribuyen a la angustia en muchas mujeres durante la menopausia es la relación entre el estrógeno y los neurotransmisores cerebrales como la serotonina y la dopamina, que son claves para regular el estado de ánimo, el sueño y el bienestar general”, asegura.
La disminución de los niveles de estrógeno afecta directamente a estos neurotransmisores, lo que puede desencadenar episodios de irritabilidad, tristeza y, en algunos casos, ansiedad o pánico.
Durante esta fase, los trastornos del sueño son particularmente comunes. El insomnio y los sudores nocturnos, síntomas característicos de la menopausia, impiden que muchas mujeres disfruten de un descanso reparador, lo que contribuye a un estado de fatiga constante.
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“La falta de sueño no solo agota físicamente, sino que intensifica los sentimientos de irritabilidad e impaciencia”, explica la psicóloga. Este cansancio acumulado puede llevar a que las mujeres sientan que su rendimiento diario disminuye, lo que incrementa la frustración y la sensación de pérdida de control sobre su vida cotidiana.
Además de los cambios emocionales, la menopausia también puede afectar las funciones cognitivas, impactando áreas del cerebro relacionadas con la memoria y la concentración. “Es común que las mujeres experimenten dificultades para recordar cosas o que tengan problemas para concentrarse. Estos olvidos frecuentes pueden generar una sensación de ineficacia o confusión mental, lo que contribuye a la sensación de inseguridad”, añade.
Más allá de los síntomas físicos y cognitivos, la menopausia también provoca un cambio en la percepción que las mujeres tienen de sí mismas. “Esta etapa simboliza una transición hacia una nueva fase vital, lo que puede despertar preocupaciones sobre el envejecimiento, la pérdida de fertilidad y los cambios en la apariencia física”, comenta la psicóloga. Estos aspectos pueden influir en la autoestima, generando sentimientos de inseguridad o temor frente al futuro.