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En el barrio San Felipe, en Barranquilla, vive María Fernanda, una mujer de 38 años que aprendió tarde, pero a tiempo, que el azúcar puede ser una sombra silenciosa capaz de alterar el rumbo de una vida entera. Su historia es también la de miles de colombianos que crecieron creyendo que la dulzura era sinónimo de cariño y celebración.

María Fernanda Arroyo fue diagnosticada con diabetes tipo 2 hace dos años, luego de un episodio que aún recuerda con nostalgia: “Me estaba quedando sin aire, sentía el corazón acelerado como si hubiera corrido una maratón, y yo solo estaba sentada almorzando. Me dijeron que el cuerpo me había avisado muchas veces, pero yo no escuché”.

Su caso encarna una problemática que hoy alarma al mundo. La Organización Mundial de la Salud advierte que el consumo excesivo de azúcares libres está directamente asociado con enfermedades no transmisibles como la diabetes y las cardiovasculares, un riesgo que sigue siendo subestimado en la cotidianidad.

Ese es justamente el punto donde radica la dimensión del problema. Un estudio global estima que las bebidas azucaradas generan millones de nuevos casos de diabetes tipo 2 al año.

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En América Latina, más de 112 millones de adultos viven con diabetes y la cifra se ha triplicado desde 1990, según la OMS. En Colombia, alrededor de 3 millones de adultos viven con esta enfermedad y un 16 % aún no ha sido diagnosticado.

Colombia actualiza sus guías

En este panorama, la Asociación Colombiana de Endocrinología (ACE) decidió dar un paso al frente y actualizar las guías de práctica clínica para el manejo de la diabetes tipo 2, una herramienta que busca cambiar la manera en que el país enfrenta esta enfermedad y reducir sus complicaciones.

En los últimos años se ha demostrado que existen terapias capaces no solo de controlar el azúcar en la sangre, sino también de disminuir el riesgo de complicaciones en el corazón, los riñones y el metabolismo. Algo que, según los especialistas, puede significar más años de vida y una mejor calidad para los pacientes.

Entre los cambios más importantes, la guía recomienda iniciar terapias combinadas desde las primeras etapas del diagnóstico para lograr un control metabólico más rápido y efectivo. También destaca la necesidad de incorporar tecnologías como el monitoreo continuo de glucosa, que permite conocer en tiempo real cómo fluctúan los niveles de azúcar.

“Uno de los avances más relevantes es la incorporación del concepto de terapias cardiorenoprotectoras, que cambian por completo la visión tradicional del tratamiento. Hoy sabemos que el manejo de la diabetes debe enfocarse en proteger el corazón, los riñones y otros órganos vitales, incluso desde etapas tempranas”, dijo la doctora Karen Feriz, médica internista-endocrinóloga.

Ojo con la nutrición

La nutricionista clínica María Camila Herrera insiste en que la prevención es lo más esencial. Según ella, el primer paso es bajar el consumo de azúcar, especialmente en bebidas, porque “son la principal fuente de azúcar en la dieta”.

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“Hay que reemplazarlas por agua o infusiones y aprender a leer etiquetas, ya que muchos productos que parecen saludables tienen azúcar escondida como primer ingrediente. Consumir alimentos ricos en fibra y proteína para mantener estables los niveles de glucosa”.