Jorge Enrique Abello ha sido muchas cosas en la televisión colombiana: el ejecutivo altanero que se quiebra por amor, el galán que desafía estereotipos e incluso el villano de sonrisa pícara. Pero en LOL Colombia, el reality de Prime Video que desafía a un grupo de comediantes a no reírse mientras intentan hacer reír a los demás, es el espectador privilegiado de una batalla absurda en la que la risa es el enemigo.
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Abello regresa como anfitrión de la segunda temporada con una certeza que ha ido construyendo en su larga trayectoria: el humor no es estático. “El humor cambia en cuanto cambia la moral de una sociedad”, dice a EL HERALDO con la convicción de quien ha visto pasar las décadas desde el escenario.
Y seguramente tiene razón. Reírnos hoy no es lo mismo que reírnos hace veinte años. No es lo mismo el humor que consumimos en redes, que el que nos hacía carcajearnos en las telenovelas. No es lo mismo lo que nos permitimos en un programa de televisión que lo que compartimos en la intimidad de un grupo de amigos.
El humor muta porque la sociedad muta. Lo que ayer era permisible hoy puede ser censurable; lo que antes nos parecía ingenuo, ahora puede leerse como provocador. Y en ese terreno movedizo, LOL Colombia es un experimento sin barreras: un show donde la única regla es aguantar la risa y en el que, como dice Abello, “no hay censura, solo el ingenio de los participantes y su capacidad de adaptarse a una audiencia cambiante”.
El humor como espejo
Cada sociedad define sus propios límites y el humor, como reflejo de lo que somos, no escapa de esas reglas invisibles. En LOL Colombia, que estrenará la segunda temporada desde el 16 de abril, el humor se presenta en todas sus formas: el físico, el negro, el sarcástico, el vulgar, el absurdo.
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“Los géneros del humor no cambian, lo que cambia es la moral de quien lo recibe”, reflexiona Abello.
Desde su perspectiva de anfitrión, observa con fascinación a los comediantes que ingresan al juego con sus armas afiladas.
“Algunos vienen con el stand-up como bandera, otros traen la comedia física, otros el juego de palabras. Pero si no están conectados con la sensibilidad actual, fracasan”.
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Por ello, el humorista no solo debe ser gracioso, debe ser un termómetro de su tiempo. En esta segunda temporada, el reto es doble. Ahora los participantes compiten en parejas, lo que convierte la estrategia en un acto de supervivencia compartida.
“Doble riesgo, doble locura, doble conexión”, describe Abello, como si narrara una coreografía imposible. Un paso en falso, una mirada cómplice, y la risa puede traicionarlos.
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Risa con propósito
Pero LOL Colombia no solo es un campo de batalla para la resistencia humorística. También es un ejercicio de empatía, porque el premio final no es para el ganador, sino para una causa benéfica de su elección.
“Hacer reír con misión”, resume Abello, quien encuentra en este detalle un propósito mayor. En un mundo donde el humor a veces es visto con sospecha, donde las risas pueden ser malinterpretadas o puestas bajo juicio, este reality propone una risa sin culpa, una risa con significado.
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Abello lo disfruta. Se reconoce como un “voyeur del humor”, alguien que goza viendo las estrategias de los comediantes, sus fracasos y sus triunfos. “Me río mucho viéndolos hacer locuras. A veces me angustio porque hay gente que quiero y los veo sufrir demasiado, pero es parte del juego”, confiesa.
Con décadas de carrera en la televisión, Abello ha hecho comedia de situación, ha jugado con el sarcasmo bogotano y ha explorado la velocidad del chascarrillo. Pero hay algo en el humor en vivo, en la espontaneidad de LOL Colombia, que lo maravilla. “Aquí no hay libreto. Aquí no hay segundas tomas. Es una prueba de fuego para cualquier comediante”.
Tal vez por eso nunca se ha planteado hacer stand-up. “Es un negocio para quien lo hace. Qué camello. Me gusta la comedia en interacción, compartir el escenario, la duplicidad de la comunicación”. Porque la risa, como el teatro, se alimenta del otro.
La segunda temporada
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En esta oportunidad el reality contará con la participación de parejas de destacados humoristas como Don Jediondo, Boyacoman, Patricia Silva o la última aparición en vida de La Gordita Fabiola, quién dejó grabado este programa antes de morir.