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“Ya comienza el Festival, vinieron a invitarme. Ya se van los provincianos que estudian conmigo. Ayer tarde que volvieron preferí negarme, pa’ no tener que contarle a nadie mis motivos. Yo que me muero por ir y es mi deber es quedarme. Me quedo en la Capital por cosas del destino”...

Durante ocho días Valledupar, la Capital Mundial del Vallenato, estará por cuenta del acordeón, la caja, la guacharaca, los cantos, los versos y los grupos de Piloneras en estado de “Ay Ombe”, donde el mayor compromiso es olvidar las penas y vestirse de alegría completa. Entonces, aparecerá la elocuencia de las añoranzas de aquel memorable verso. “Este es el amor, amor. El amor que me divierte, cuando estoy en la parranda, no me acuerdo de la muerte”.

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En este estado es posible visitar con el pensamiento las notas de los acordeones y pasearse libremente por los paseos, merengues, sones y puyas, teniendo en cuenta que es la versión 58 del Festival de la Leyenda Vallenata donde se le rendirá homenaje al Rey Vallenato Omar Geles.

Serán los instantes precisos para evocar al epicentro del llamado “Embeleco”, en la plaza Alfonso López Pumarejo, donde se dio la partida a esta fiesta vallenata que cada año avanza a nota firme del acordeón, a buen golpe de caja, al charrasquear de la guacharaca, de una voz parrandera y versos contundentes.

La profecía de Consuelo Araujonoguera escrita en El Espectador el viernes 8 de marzo de 1968, exactamente 50 días antes de iniciarse el Primer Festival de la Leyenda Vallenata, donde se coronó como Rey Vallenato Gilberto Alejandro Durán Díaz, se está cumpliendo al pie de la letra. En su ‘Carta Vallenata’ ella manifestó. “El vallenato con el tiempo se impondrá en el mundo”.

De esa forma ‘La Cacica’, Consuelo Araujonoguera, Alfonso López Michelsen y Rafael Escalona, unido a un grupo de amigos, se aventuraron a convocar a distintos acordeoneros regados por toda la comarca para ponerlos de acuerdo y motivarlos a que siguieran ejecutando los mejores paseos, merengues, sones y puyas.

La misma Consuelo Araujonoguera en aquella ocasión lo dejó plasmado: “Para sacar adelante el Festival de la Leyenda Vallenata, han sido indispensables noches de insomnio y días sin descanso, pero hoy podemos decir que pese a que la tarea no está concluida, hemos logrado rescatar parte importantísima de nuestro pasado histórico y echar las bases de lo que ahora es, sin discusión, la mejor imagen de Valledupar, tierra de encanto, y de lo que los vallenatos somos y representamos ante Colombia y el mundo”.

CortesíaDel acordeón hay una historia que contar y tocar desde el Festival de la Leyenda Vallenata.

Para dar fe de lo anterior se recuerda al locutor Carlos Melo Salazar, quien fue el primero en trasmitir para Colombia y el mundo, el Festival de la Leyenda Vallenata a través de la Radiodifusora Nacional.

“Esa fue una obra de titanes. Comenzó con ocho participantes y ahora son muchos que hasta se pierde la cuenta. Quedaron para la historia las grabaciones de los primeros festivales que ahora son unas joyas sonoras. Me dá nostalgia recordar esos tiempos idos, donde el amor por el folclor salía del campo y se metía en el corazón de todos. Este es el folclor que tiene las más hondas raíces en Colombia”.

Himno del Festival

En medio del paso del tiempo y cuando los recuerdos se plasman en el alma como una pintura musical aparece el compositor Rafael Manjarréz Mendoza, poniendo su sello con la canción ‘Ausencia sentimental’, que a fuerza de escucharla y de sentirla, luego de haber sido ganadora en el concurso de la canción vallenata inédita del año 1986, fue declarada el 16 de marzo de 2010 como el Himno del Festival de la Leyenda Vallenata.

Tienen razón los que piensan que esta linda obra es la más fiel radiografía de la nostalgia, el sentimiento en trance del que se encuentra lejos y la memoria viva que busca en los recuerdos, pero que al recibir “las razones de sus compañeros”, todo se torna diferente.

El himno del guayabo, ese que no produce el trago, hace posible volver a repasar los episodios del Festival de la Leyenda Vallenata, andar por los caminos que el compositor recorrió a la distancia, y se cae en cuenta que “hay cosas que hasta que no se viven no se saben”.

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‘Ausencia sentimental’ tiene sabor a parranda, a música, a encuentro con amigos, a nostalgia, a ingredientes que la incrustaron en el corazón del pueblo. Personajes, lugares y hechos hacen parte vital de la estructura de esta inspiración que ha dejado regados pedazos del alma vallenata.

Ellos siguen presentes en la memoria de todos desde que la voz del cantante Silvio Brito, la divulgó por los medios de comunicación y se metió en el corazón de los que saben que “el que nunca ha estado ausente no ha sufrío guayabo”.

Enseguida se calca la ausencia sentimental que no permite escuchar en vivo un acordeón bien tocado, un verso bien improvisado, el desfile de piloneras o una canción alegre o llena de sentimiento.

No hay respuesta si todavía en el corazón del compositor su negra del alma vive sin pagar arriendo, pero de lo que si hay seguridad es que continúan contándose las anécdotas y los cuentos buenos, que el palo é mango sigue en la plaza igual, que los guajiros no faltarán y que ‘Ausencia sentimental’ se escribió, logrando correr como ríos de amor por los recovecos del corazón de Valledupar. Todos invitados a la Capital Mundial del Vallenato.