Día de la Virgen de Lourdes: ¿Cuál es la historia del manantial que cura cualquier enfermedad?

Varios son los santos y beatos que la Iglesia católica conmemora este 11 de febrero entre los que se incluyen San Secundino, San Severino, abad de Agaun, Beato Tobías Borras Romeu, y tal vez una de las más conocidas la Bienaventurada Virgen María de Lourdes, entre otros muchos.

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Esta virgen se le apareció a Bernardita, una religiosa francesa, en por lo menos 16 ocasiones en Lourdes, una pequeña ciudad ubicada en los pirineos franceses. Allí comenzaría la historia de esta advocación de María.

Bernardita siempre fue la portavoz de la Virgen de Lourdes, lo que la convertiría en 1933 en santa también por haber transmitido el mensaje de María y poner en práctica cada una de las sugerencias que le hizo.

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En Lourdes la virgen tiene un santuario conocido como la Gruta de Massabielle, espacio que fue adecuado luego de que la misma santa así lo ordenara en la decimotercera aparición. “Vaya a decir a los sacerdotes que se construya aquí una capilla y que se venga en procesión”, le dijo a Bernardita.

“”Venir en procesión”, significa caminar en esta vida, junto a nuestros hermanos. “Construir una capilla”. En Lourdes, se han construido capillas, para acoger a la muchedumbre de peregrinos. La «capilla», es la «Iglesia» que debemos construir, allí donde estamos”, explica el Santuario de Lourdes en su página web.

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Desde aquellas apariciones aquel lugar es frecuentado por muchos cristianos, que acuden devotamente a rezar. La gruta es una especie de cueva en la que se alza la imagen de la Bienaventurada Virgen María de Lourdes adornada de blanco y azul, sus colores característicos.

El llamado de la Virgen de la Gruta, como también conocida, es a ser inmaculados como ella misma se autodenominó, es decir, a tratar de hacer el pecado a un lado dejándose habitar por Dios para a estar limpios y sin manchas.

“La Señora de la Gruta dice su vocación: ella es la Madre de Jesús, todo su ser es concebir al Hijo de Dios, ella es toda para Él. Para ello es Inmaculada, habitada por Dios. Así, la Iglesia y todos los cristianos tienen que dejarse habitar por Dios para ser inmaculados, perdonados e indultados y así ser testigos de Dios”, apunta el Santuario.