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La vida no es una carrera por llegar primero, ni una constante competencia por el podio. Es un viaje lleno de aprendizajes y descubrimientos. Sin embargo, cuando los niños participan en torneos, especialmente en disciplinas como el ajedrez, se abren puertas a grandes lecciones para su desarrollo.

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Superar sus propios límites ha sido la premisa de más de 17 mil niños entre los 6 y 17 años que se han dado cita a lo largo de seis años en el Torneo de Ajedrez del Caribe a la Rueda Rueda, cuya final se realiza anualmente en Barranquilla.

Aquí no hay espacio para las limitaciones y eso siempre lo ha tenido en cuenta Nicolás Ortega, un bumangués de 10 años diagnosticado como sordo bilateral, por lo que debe hacer uso de un implante coclear que le permite escuchar un máximo de 52 %.

Sin duda, esto lo conecta con un mundo lleno de retos, pero también de inmensas posibilidades. Sus padres han caminado de su mano para que pueda tener una formación en la que ningún sueño le quede grande.

Es así como ha logrado obtener el cuarto puesto en el XII Campeonato Panamericano Escolar de Ajedrez en Lima, Perú; sexto puesto en el Festival Nacional Escolar de Ajedrez 2023; triple campeón en los Intercolegiados de Floridablanca y campeón en los Juegos Intercolegiados Departamentales de Santander.

“Cuando pensamos en un deporte para él, buscábamos algo que no implicara tanto contacto físico, para evitar que su implante coclear se dañara. Fue así como llegamos al ajedrez. Mi esposo le enseñó lo básico y, de inmediato, Nicolás mostró un interés especial”, dijo su madre, Lina Paola Rueda.

A pesar de sus habilidades, con el tiempo, notaron que el joven requería un entrenamiento más especializado. Fue entonces cuando la familia decidió invertir en clases personalizadas los sábados por la mañana.

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Para Nicolás, el ajedrez es un espacio donde no importa cuánto ruido haya alrededor. Frente al tablero, todo es visual, lógico y claro. “Mi hijo es muy bueno en matemáticas, y eso le ayuda a sobresalir en el ajedrez. Como es un deporte tan visual, puede concentrarse en los movimientos de las piezas sin que el entorno lo afecte tanto”.

Nicolás sabe que cada desafío es una oportunidad para aprender, y confiesa con orgullo que su pasión por el ajedrez se la ha podido transmitir a su hermana de cuatro años.

“Me siento bien y feliz, me encanta el ajedrez, me gusta cuando gano. Yo le he pasado el gusto por este deporte a mi hermanita, a compañeros del colegio le he enseñado y quiero que muchos aprendan para tener muchos amigos con quien jugar”, expresó Nicolás.

Cortesía Paola Rueda.Nicolás Ortega, ajedrecista

Descubrir habilidades

El ajedrez puede convertirse en un vehículo para soñar y más, cuando las habilidades han sido perfeccionadas gracias a la pasión. Esto es lo que define la historia de Jarett Díaz, un sabanalarguero de 12 años que así como Nicolás, se prepara para participar en la gran final del Torneo de Ajedrez del Caribe a la Rueda Rueda.

Todo comenzó a los 5 años, cuando, aburrido de no poder jugar fútbol, encontró por casualidad el ajedrez en el computador de su papá. Desde ese instante, su curiosidad lo llevó a aprender las reglas del juego que cambiaría su vida. Su padre, sorprendido por la inclinación natural de su hijo hacia esta disciplina, decidió apoyarlo sin dudar.

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“Nadie en mi familia jugaba ajedrez, pero él se metió en el cuento y encontramos un profesor en el colegio. A partir de ahí, empezó a participar en torneos”, expresó su padre, Elkin Díaz Pulgarin.

El éxito no tardó en llegar. A los 6 años, el niño se consagró campeón departamental en el Atlántico, y desde entonces su ascenso ha sido meteórico: tres veces campeón nacional, múltiples campeonatos departamentales, un quinto puesto en un Panamericano, el puesto 13 en un mundial en Panamá y el título de campeón en el primer Torneo de Ajedrez del Caribe, a la corta edad de 7 años. Su triunfo en ese torneo le abrió las puertas a un viaje a España, una experiencia que lo motivó aún más a seguir dedicándose a este deporte.

“El mensaje que le envío a los niños y no sólo para los que quieren jugar ajedrez sino para todos los deportes es que sueñen y concentren todas sus energía y potencia a cumplir ese sueño y a los papás que apoyen los sueños de sus hijos”, dijo el pequeño Jarett.

Cortesía Elkin DíazJarett Díaz, ajedrecista

Ajedrez para la vida

Viviana Barguil ha visto de primera mano cómo el ajedrez puede transformar vidas gracias a su rol como directora del torneo.

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Lo que comenzó como un pequeño torneo para 200 niños dentro de la fundación, hoy se ha convertido en un proyecto que conecta a miles de jóvenes de rincones recónditos de Colombia, desde Putumayo hasta La Guajira.

“Parecía muy pequeño y pensé que debíamos llevar el ajedrez a más lugares, abrir la puerta a niños, niñas y jóvenes para que tuvieran la posibilidad de desarrollar su pensamiento crítico, su enfoque y su capacidad de tomar decisiones”, expresó.

155 ajedrecistas se preparan para la final del Torneo en Barranquilla

18 departamentos de Colombia se hacen presentes con 155 ajedrecistas entre los 6 y 17 años para la gran final del VI Torneo de Ajedrez del Caribe ‘A la Rueda Rueda’ que se realizará el 19 y 20 de octubre en el Coliseo Elías Chewing.

Su directora, Viviana Barguil, contó que en la clasificatoria participaron 5.880 niños de todo el país, incluidos aquellos de zonas como Vaupés, Casanare y los Santanderes, lugares que, hasta hace poco, apenas aparecían en el mapa del ajedrez nacional.

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“Realmente el torneo está llegando a unos rincones del país que nunca habíamos imaginado”. Barguil también mencionó que este es el único deporte científicamente comprobado que activa simultáneamente todas las partes del cerebro.

“Lo que queremos es que los niños aprendan a pensar y actuar de forma diferente. Que sean ciudadanos más reflexivos, estratégicos, capaces de enfrentar los desafíos de la vida con la misma concentración con la que mueven una pieza en el tablero”, puntualizó Barguil.