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Cada generación asocia al icónico James Bond con el actor que lo interpretó en su juventud. Desde su debut hace 62 años, ha tenido a seis hombres detrás del famoso esmoquin, cada uno dejando su huella en el mito del agente 007. Este 5 de octubre, se celebra el Día Mundial de James Bond, una fecha que más allá de la historia cinematográfica, también tiene un curioso evento astronómico.

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El motivo principal de esta conmemoración no es otro que el estreno de Agente 007 contra el Dr. No, la primera película que puso a Bond en la pantalla grande, rompiendo con la tradición de las adaptaciones televisivas que precedieron a su éxito. Fue el 5 de octubre de 1962 cuando el carismático Sean Connery se convirtió en el primer agente al servicio de Su Majestad, iniciando una saga que cautivaría a audiencias de todo el mundo.

Connery continuó su legado en películas emblemáticas como Desde Rusia con amor, James Bond contra Goldfinger, y Diamantes para la eternidad, cimentando su lugar en la historia del cine.

Pero hay un segundo motivo por el que el 5 de octubre es significativo. En 1983, el científico checo Antonín Mrkos descubrió un asteroide que más tarde se nombró 9007 James Bond. Este curioso vínculo entre el cine y el cosmos resalta la influencia del agente secreto más famoso del mundo, transcendiéndolo más allá de la pantalla.

La primera celebración del Día Mundial de James Bond tuvo lugar en 2012, coincidiendo con el 50 aniversario de la saga. No es sorprendente, dado que la franquicia ha crecido hasta convertirse en un fenómeno de masas, con un seguimiento fiel que se renueva con cada generación. Connery fue sucedido por George Lazenby, quien, aunque memorable en 007 al servicio de Su Majestad, no logró capturar el corazón del público, lo que llevó a la vuelta triunfal de Connery en Diamantes para la Eternidad.

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El legado de Bond continuó con Roger Moore, que llevó al espía a nuevas alturas en siete entregas, incluyendo títulos icónicos como La espía que me amó y Moonraker. Timothy Dalton asumió el papel en los 80, ofreciendo un Bond más oscuro en 007: Alta tensión y Licencia para matar.

En 1995, Pierce Brosnan se convirtió en el rostro moderno de Bond, con películas memorables como Goldeneye y El mañana nunca muere. Finalmente, Daniel Craig cerró un capítulo con su intensa interpretación, culminando su travesía con Sin tiempo para morir.