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La fe y la devoción se intensifican entre los creyentes y católicos de Colombia cuando se anuncia la llegada de la tradicional Novena de Aguinaldos. Las celebraciones se viven con fervor, marcando un momento especial que une a la comunidad en oración y un gran vínculo espiritual.

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Las campanas suenan en las iglesias anunciando el inicio de la celebración mientras los fieles se congregan con oraciones en los labios y esperanzas en el corazón. Cada novena es un acto de fe colectiva, una conexión profunda con lo divino y una oportunidad para renovar la fe en un futuro lleno de bendiciones.

Es por ello que el pesebre es uno de los elementos que refleja la devoción de los feligreses, un elemento que representa el nacimiento de Jesucristo y que con el fin de conmemorar su llegada, San Francisco de Asís realizó el primero de ellos en la Nochebuena de 1.223.

En aquella época, Juan de Fidanza, un santo místico franciscano, afirmó que con este evento rememoraron la esencia del verdadero nacimiento de Jesús a través de una noche fría, en el interior de una cueva, acompañados del calor de los animales.

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Su objetivo es rememorar los meses previos al nacimiento de Jesús y su llegada a Belén, días solemnes para la comunidad católica, que suelen congregarse con sus seres queridos y compartir los alimentos típicos de esta época, como los buñuelos, natillas, empanadas, tamales, platos de lechona y galletas, entre otros.

Los templos se convierten en lugares simbólicos para llevar a cabo estas novenas, proporcionando un entorno propicio para la conexión espiritual y el fortalecimiento de la comunidad durante la temporada navideña.

En Barranquilla y su área metropolitana existen una variedad de parroquias para vivir la celebración durante los nueve días que empiezan a partir de hoy. EL HERALDO le presenta algunas de  ellas y la importancia de llevar a cabo este acto religioso.