¡Qué viva el Patrimonio! Y es que es el vínculo tangible con la historia de una sociedad, narrando su evolución y valores a lo largo del tiempo. Resguarda la identidad cultural, arquitectónica y artística, proporcionando una conexión vital entre generaciones. Su preservación no solo honra el pasado, sino que también enriquece el presente al fomentar el orgullo colectivo y fortalecer el sentido de pertenencia.