En medio de las dinámicas de la sociedad moderna, existe un componente esencial que ha transformado radicalmente la forma en que las personas planifican sus vidas y familias: la anticoncepción.
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Esta prevención ha marcado una revolución silenciosa, otorgando a las personas el poder de tomar decisiones informadas y autónomas sobre su propia reproducción.
Desde su aparición, los métodos anticonceptivos han permitido a las mujeres planificar conscientemente el momento y el número de hijos que desean tener. Esta libertad ha resultado crucial en la búsqueda de la igualdad de género, ya que les ha permitido acceder a la educación, perseguir carreras profesionales y participar activamente en la sociedad.
Y es que en el mundo, el porcentaje de jóvenes alcanza su punto más alto en la historia global. Ante esta situación, la planificación del futuro adquiere aún más relevancia.
En Colombia, gran parte de las opciones de anticoncepción están cubiertas por el sistema de salud. Existe una amplia gama de métodos disponibles que se adaptan a diversas necesidades y preferencias, ya sean físicas, emocionales, culturales o de orientación sexual.
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Según la Encuesta Nacional de Demografía y Salud, en Colombia, 'la mitad de los embarazos no son planeados y, de estos, el 40 % de los embarazos son no deseados'. Esto va en consonancia con el hecho de que cada vez son más los jóvenes que reconsideran la idea de ser padres.
