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La desinformación médica, la desigualdad económica y la falta de políticas públicas que protejan la salud del consumidor son, quizás, algunas de las problemáticas más notables alrededor del mercado de las bebidas azucaradas y productos comestibles ultraprocesados.

Actualmente, Colombia y un gran número de países en el mundo enfrentan un complejo desafío que busca reducir el consumo de estos productos para mejorar la calidad de vida de sus habitantes.

Los alimentos ultraprocesados son aquellos que no se parecen en nada a su forma original. Además, contienen sales, azúcares añadidos, aditivos y grasas.

Los embutidos, pizzas industriales, galletas, precocinados listos para calentar o freír y salsas comerciales son algunos de este tipo más consumidos por las personas.

Por otro lado, las bebidas azucaradas son aquellas que, como su nombre lo indica, contienen azúcares añadidos. El azúcar de mesa o sacarosa es el azúcar añadido más utilizado; sin embargo, existen también edulcorantes o endulzantes artificiales que son elaborados químicamente.

Las bebidas más comunes de este tipo son los jugos caseros, gaseosas, sodas endulzadas, refrescos, bebidas energéticas, tés embotellados, lácteos endulzados y bebidas de café.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), las enfermedades no transmisibles resultan ser las principales causantes de muertes en el mundo. No obstante, un alto nivel de consumo de azúcares y conservantes están asociados a enfermedades como obesidad, diabetes tipo 2, enfermedades cardiovasculares, caries dentales y otras.