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Un profesor para 20 estudiantes debe ser uno de los ideales para las aulas de preescolar, así lo determina un informe del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia –Unicef-.

El texto recomienda a las naciones esforzarse por ofrecer una educación de calidad para los niños en etapas escolar, pidiendo que se 'destine a la enseñanza en este nivel de escolaridad un 10% del total del presupuesto de la educación'.

Entre las sugerencias destacadas por parte de este organismo internacional se encuentra, además, que los países se esfuercen progresivamente para que la proporción de alumnos por maestro sea de 20:1, siendo considerado por la Unicef como una escala óptima.

En el Atlántico, la proporción promedio de 18:1. Según estadísticas del Dane, a corte de julio de 2019, en el departamento se tenía registro de 3.350 maestros de preescolar para atender una demanda de 61.937 niños.

El registro oficial del Ministerio de Educación Nacional contabiliza a corte de 2018 que en Barranquilla más de 27 mil niños están matriculados en preescolar.

Empezar la vida escolar, es uno de los primeros retos para los niños y niñas, el cual determinará el resto de la trayectoria educativa. Mineducación expresa que este inicio debe darse en condiciones de calidad y calidez.

Uno de los llamados importantes es para que los profesores muestren su mejor disposición y pongan al servicio de los niños su conocimiento y experiencia.

A favor y en contra. Vanessa Salgado, una madre de familia de 27 años tiene que salir a trabajar todos los días al norte de la ciudad. Para ella dejar a su hija Laura de 4 años en un salón de clases para que adquiera conocimientos considerados 'correspondientes a su edad' es fundamental para su desarrollo.

Vanessa cree que la interacción de su hija con un entorno didáctico y en el que comparte con otros niños es importante para su crecimiento porque, según lo descrito por ella, refuerza la 'capacidad de establecer relaciones interpersonales con sus compañeros' creando las bases propicias para aprender a resolver situaciones de conflicto cuando se vea enfrentada a ellas.

Esta madre sabe que tiene que esperar un tiempo para ver el resultado de lo que le enseñen a su hija en la escuela, sin descuidar sus responsabilidades en casa para complementar sus conocimientos.

Desy Henríquez optó por prescindir del preescolar después de mandar a su hijo mayor a la escuela. Ella no es partidaria de que los niños tengan que empezar a temprana edad el colegio, y por eso los mandó a estudiar en un establecimiento educativo cuando cumplieron los 6 años.

Esta madre piensa que es muy difícil para un colegio enseñarle a unos niños a 'ser', tarea que considera que debe realizarse en la casa donde el menor tiene más intimidad y puede desarrollarse con mayor libertad.

Desy aclara que no está en contra de la educación escolarizada, pues ella lo considera igual una opción, pero su 'mejor alternativa' fue educar a sus hijos en casa. Reconoce que con dicho método les 'enseño a tener criterio propio y análisis de situaciones a través de su propia esencia. No con un grupo que puede ejercer presión en él'.

Henríquez fundamenta su posición en que los niños no están preparados desde sus primeros años, para entender algunos comportamientos externos y concluye que 'mientras ellos no pueden entender más allá de las palabras que se les dicen y los hechos que ven, es mejor que aprendan desde el entorno de su casa'.