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El café forma parte del día a día de millones de personas en todo el mundo. Sin embargo, la forma en que se consume puede marcar una diferencia importante en sus efectos sobre el cuerpo. Uno de los cambios más sencillos con efectos visibles es dejar de añadir azúcar a esta bebida.

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Expertos en salud metabólica coinciden en que evitar los endulzantes en el café puede contribuir a la reducción del consumo calórico total, lo cual es favorable para quienes buscan mantener o disminuir su peso.

Esta modificación también incide en la regulación de la glucosa, ya que previene picos en los niveles de azúcar en la sangre, lo que, a su vez, puede disminuir los antojos y la tendencia a comer en exceso.

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Desde una perspectiva neurológica, el consumo moderado de café ha sido asociado con una mayor liberación de dopamina y serotonina, dos neurotransmisores vinculados con la sensación de bienestar. Consumirlo sin endulzantes potencia estos efectos al eliminar la interferencia de cargas glicémicas elevadas. Esto puede traducirse en una mayor estabilidad emocional, mejor capacidad de concentración y enfoque.

Por otro lado, la literatura médica ha empezado a documentar posibles beneficios del café sobre el hígado. Algunas investigaciones lo relacionan con un efecto protector frente a la fibrosis hepática, así como con una mayor producción de ácido en el estómago, lo que podría favorecer ciertos procesos digestivos en personas sanas.

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Los cambios no se presentan de manera inmediata, pero pueden observarse progresivamente. De acuerdo con las investigaciones más recientes respecto al tema, durante los primeros tres días sin azúcar, es común que el sabor resulte más amargo y surjan antojos dulces. En la primera semana, el paladar comienza a ajustarse y los sentidos del gusto pueden afinarse.

Entre las semanas dos y tres, los antojos disminuyen y es posible notar una energía más constante durante el día. A partir del primer mes, algunas personas reportan una mejor digestión, mayor claridad mental y una piel con apariencia más saludable.

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Más allá de las preferencias de sabor, la decisión de tomar café sin azúcar podría tener implicaciones positivas para distintas funciones del cuerpo. A medida que se afianzan hábitos más conscientes en torno a la alimentación, este pequeño ajuste puede representar un cambio significativo en la salud general.