Aquella creencia de que 'un niño gordo es un niño sano' llevó a que Ezequiel De Castro desde muy temprana edad perdiera el control de su peso.
Hoy tiene 30 años y la última vez que pasó por la báscula, hace 6 meses, esta marcaba que en sus 1,78 metros de estatura se contenía un peso de 152 kilos. Jamás imaginó que llegaría a tener un índice de masa corporal (IMC) de 48, lo que lo cataloga como un hombre con obesidad. Lo normal es que el IMC esté entre 18,5 y 24,9, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Recuerda que a los 8 años era considerado un niño de 'peso y talla' normal.
'A esa edad fue que empecé a engordarme. Antes las mamás tenían la idea de que si su niño estaba muy flaquito iba a sufrir de alguna enfermedad, entonces les gustaba verlo más gordo porque creían que estaba sano', recuerda Ezequiel.
Recuerda que antes de sufrir de sobrepeso era un niño muy delgado, pero que su mamá le servía mucha comida y le daba vitaminas para que subiera de peso.
A los 10 años empezó a ver cómo su cuerpo iba creciendo sin control, ya la ropa de niño no le encajaba y tenía que ir a almacenes de adulto para conseguir prendas acordes a su talla. Lo peor, según De Castro, es que en ningún momento ni su mamá ni él pensaron en las repercusiones que tendría a futuro el estilo de vida que llevaba.
'No hice dieta ni tuve control médico, seguí engordando. Yo creía por algún tiempo que era normal', admite.
Solo hasta que ingresó al bachillerato cayó en cuenta de que su situación no era normal. Recuerda las burlas de sus compañeros de clase, pero los consejos de su mamá sobre no dejarse incomodar por los comentarios de nadie le hicieron construir una coraza de protección para no verse muy afectado emocionalmente.
'Sufría mucho de bullying, pero la verdad es que tuve suerte porque mi mamá me advirtió que a los gordos siempre nos harían bromas. Ella me preparó para que no me afligiera porque si yo demostraba que me molestaba me la iban a montar más', dice.
Las mismas burlas las tuvo que sufrir en la universidad por parte de sus compañeros de clase y todavía las vive en la calle. Dice que puede darse cuenta de la gente que lo mira y se burla de su peso, pero trata de no 'darle mente' a eso.
Reconoce que una persona con obesidad como él, puede, incluso, tener dificultades laborales.
Recuerda que en una ocasión, mientras trabajaba como mecánico en una empresa, unos compañeros lo hicieron meterse debajo de una máquina para realizar unas maniobras. Intentando entrar en un espacio en el que físicamente no cabía, observó cómo sus mismos colegas se burlaban de él.
'Ellos eran conscientes de que yo no entraba por ahí', dice. Expresa, además, que para un obeso es más complicado conseguir un trabajo. Según él, hay algo de discriminación para las personas con esta enfermedad.
'Conseguir trabajo es una odisea, es imposible. Debe uno tener un amigo que lo recomiende'.
Afirma que a pesar de los traspiés que ha tenido que superar por causa de su obesidad se considera una persona fuerte, pero reconoce que esta condición, a fin de cuentas, no lo hace sentir bien consigo mismo.
'Ya empiezo a sentir los estragos de lo que es un sobrepeso a nivel físico, más que todo, me comienzan a doler las rodillas, los talones y la espalda. A la hora de dormir hay ciertas posiciones que son muy incómodas para las personas como yo', confiesa.
A pesar de las situaciones que ha vivido por causa de la obesidad no se encuentra en ningún tratamiento para combatirla.
La última Encuesta Nacional de Situación Nutricional (Ensin), publicada en 2015, reveló que el 56,5% de los colombianos se encuentra en condición de sobrepeso.
Dicha cifra es alarmante, según el miembro de la Asociación Colombiana de Endocrinología, Diabetes y Metabolismo, Martín Vásquez, quien considera que en el estudio que se publica cada cinco años (Ensin) la tendencia es al alza.
En 2005, el informe reflejaba un 45,9%; y en 2010, la cifra fue de 51,2%.
'Creemos que la cifra en 2020 puede ser más alta, teniendo en cuenta la tendencia que se ha venido marcando en los informes 2005, 2010 y 2015', indica.
De acuerdo con el endocrinólogo, esta situación se debe al estilo de vida sedentario que viven los colombianos.
'Hoy no se realizan las mismas actividades que antes. Las personas están acostumbradas a estilos de vida más sedentarios y a esto se le suma una mala alimentación', puntualiza.
Cabe recordar que la OMS define estas patologías como 'una acumulación de grasa que puede ser perjudicial para la salud'.