La escena de los padres convenciendo a sus hijos para que regresaran a casa después de pasear en el parque se ha invertido.
Los niños hoy cumplirán 77 días en casa debido a las medidas adoptadas por el Gobierno Nacional para evitar la propagación de la COVID-19. El exceso de información, la desinformación y algunas veces el temor trasmitido por padres y adultos cercanos los está llevando a manifestar síntomas de agorafobia.
La Asociación Americana de Psiquiatría define esta condición como el miedo a estar en lugares o situaciones de los cuales puede ser difícil escapar o disponer de ayuda en el caso de tener un ataque de pánico. Quienes llegan a padecer este trastorno pueden manifestar temor a usar el transporte público, estar en espacios abiertos o cerrados, hacer una fila o estar en una multitud.
Eduardo Mendoza, padre de una niña de 9 años, explica que su hija casi todas las tardes estaba acostumbrada a salir a jugar con una amiga de ella en la terraza, cuando empezó la cuarentena le era complicado quedarse tranquila en casa y todos los días preguntaba cuándo podría salir nuevamente.
Mendoza le explicaba que tendría que mantenerse en casa porque afuera hay un virus altamente contagioso que está 'haciendo sentir mal a mucha gente'. A su hija esta última frase le quedó tatuada en la memoria.
Cuando se dio la autorización de que los niños y jóvenes entre los seis y 17 años podían salir tres veces a la semana, Eduardo pensó que era una buena idea salir a dar una vuelta con su hija para 'despejar un poco la mente', pero al proponérselo la niña le manifestó que no quería salir porque no se sentía segura afuera.
La psicóloga Angie Garzón explica que el comportamiento de la pequeña puede ser una señal clara de principios de agorafobia, pero que 'para determinar si precisamente se trata de este trastorno se debe hacer un seguimiento mínimo de seis meses', explica la experta.
En casos más severos pueden llevar a respuestas fisiológicas como mareos, taquicardias y desmayos. Vanessa Villegas, psicóloga infantil, explica que los niños están adoptando una rutina en la que conciben su casa como un 'refugio donde se sienten totalmente seguros'. Un fenómeno conocido como síndrome de la cabaña.
Ante esta situación y enfrentando el panorama actual, las expertas son conscientes que los padres no tienen una tarea fácil y deben seguir algunas pautas para que sus hijos poco a poco vayan superando este episodio y no pierdan sus habilidades sociales.
Los niños deben estar informados de la situación, pero sin agobiarlos. Del mismo modo los padres no deben estar presionándolos todo el tiempo con ir la parque, más bien explicarles cómo hacerlo con seguridad, concluye Garzón.