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La primera vez que Colombia se fijó en Francisco Vera Manzanares fue a finales de 2019 en una plenaria del Senado en la que el niño increpó a congresistas por las malogradas políticas medioambientales. Dos años después, el activista de 11 años vuelve a ganar notoriedad por las amenazas de muerte recibidas.

La elocuencia de Francisco, cuyo activismo comenzó cuando tenía seis años, lo convirtió en el protagonista de numerosos titulares de prensa en los que su liderazgo fue comparado con el de la joven sueca Greta Thunberg.

Francisco nació en Bogotá pero vive desde los dos años en Villeta, un pueblo a dos horas de la capital, rodeado de gallinas, patos y pájaros. Allí descubrió su amor por la naturaleza y en 2019, con nueve años, fundó con seis amigos de su edad el grupo ecologista Guardianes por la Vida.

'Cuando uno se conecta con la realidad ambiental, con el ambiente que lo rodea, uno se enamora. Cuando el ambiente se ve en esa situación de la crisis climática, de los incendios en Australia, en el Amazonas, uno actúa', dice a Efe firme Francisco, quien todavía se emociona con el canto de los pájaros de la amplia zona verde del conjunto residencial en el que vive con su mamá y su abuela.

El activista está en contra de la crueldad animal, de las corridas de toros, del tráfico de fauna silvestre y del testeo en animales. Con su liderazgo reivindica la voz de los más pequeños porque a su juicio 'los niños no son el futuro sino el presente', y les corresponde a ellos, como a cualquier otro ciudadano, velar por salvar el planeta.

Las caminatas que hacía con sus amigos en las que recogían basura y arengaban contra la contaminación en su pueblo fueron sus primeros pasos en el activismo ambiental.

'Uno al crecer, al vivir, al desarrollarse, al relacionarse en ese entorno se enamora de eso, y cuando tú amas algo, si a ese algo le pasa algo, tú vas a defenderlo, vas a tratar de cuidarlo', reflexiona.