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Las secuelas de la guerra palpitan a diario en aquellas personas que han sido víctimas del conflicto armado en Colombia. Un enfrentamiento que a la fecha deja un saldo de más de 200 mil muertos.

El departamento del Chocó es uno de los que ha vivido de cerca la violencia. Sus habitantes están sumergidos en una incertidumbre constante que se recrudece cuando sienten la presencia de los grupos armados.

Uno de sus municipios es Bojayá, territorio que alberga a un poco más de 10 mil personas que en su historia llevan consigo aquel 2 de mayo de 2022, consagrado como un día gris en el que el único río que fluyó fue la sangre.

La masacre de Bojayá, como se conoció la acción terrorista que fue cometida por miembros del Bloque 58 de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc). Este grupo lanzó ‘cilindros bomba’ contra la iglesia, donde se refugiaron los habitantes para protegerse de los enfrentamientos entre la guerrilla y los paramilitares.

El impacto de estos elementos acabó con la vida de más de 100 personas, en las que hubo un porcentaje significativo de menores de edad.

La crudeza, la zozobra y la desigualdad son solo algunos factores que agudizan el diario vivir de sus pobladores. Inmersos en un sector rural en donde satisfacer las necesidades básicas a veces es lo máximo que pueden lograr.