Compartir:

El costo ambiental para las tortugas que fueron destazadas, seguramente en la orilla del mar o en las rancherías de pescadores que procedía la Alta Guajira, es casi incalculable, pero lo que si está bien claro gracias a los estudios realizados por los expertos en la materia, es que el más viejo de los reptiles sacrificados, tenía 200 años de vida.

Regresó a la costa donde había nacido hace dos siglos y encontró que los humanos de esta región se habían convertido en el más peligroso de sus depredadores, incluso por encima del tiburón.

Los policías de la División Ambiental indicaron que en el kilómetro 61 de la carretera Riohacha a Maicao abordaron a dos ciudadanos identificados como Wilmer Castro Porras, de 48 años, y Cecil Silfredo Sáez Figueroa, de 45 años de edad, quienes se movilizaban en un vehículo marca Mazda, línea 626 LX, color plata, donde encontraron en el asiento trasero un costal de color blanco y en el baúl del mismo carro, dos costales de color blanco que en su interior contenían carne de tortuga marina despresada.

La carne del reptil al ser puesta sobre una balanza arrojó un peso de 300 kilogramos. Además, en el mismo vehículo los policías encontraron tres caparazones, lo que hace pensar que en los costales iban tres animales en vía de extinción que habían destazado los nativos.

Más tortuga sacrificada

Un kilómetro más adelante, sobre ese mismo tramo vial, fue capturado en flagrancia Willson Padilla Apieyú, 23 años de edad, quien se movilizaba en el vehículo marca Renault, línea Sandero, color gris, al cual le practicaron un registro y encontraron en el baúl carne de tortuga marina despresada con peso aproximado de 50 kilogramos.

La Policía Ambiental dijo en un comunicado que 'el impacto ambiental que estas personas le generaron a las especies marinas es incalculable, toda vez que estas ayudan a equilibrar el lecho marino'.

Los capturados fueron dejados a disposición de un fiscal en la ciudad de Maicao, mientras que la carne incautada fue entregada a la autoridad municipal correspondiente para que actúen de conformidad con los protocolos legales.