El presidente costarricense Luis Guillermo Solís dijo este martes que la solución al problema de los miles de cubanos varados en la frontera con Nicaragua está fuera del ámbito de Centroamérica, una región sin condiciones económicas para dar albergue a los migrantes.
Solís se reunirá la tarde de este martes con su colega cubano Raúl Castro. La visita estaba programada desde antes de la crisis, se convirtió en un espacio para que ambos presidentes conversen sobre la situación de miles de personas instaladas en la frontera de Costa Rica con Nicaragua, aunque no trascendió si alguna de las partes tiene una propuesta concreta.
El mandatario costarricense expresó su molestia con Nicaragua, Guatemala y Belice, que no permitieron la continuidad de la ruta de los migrantes hacia el norte.
Al ser consultado sobre la posibilidad de hablar con Estados Unidos para que entregue a los caribeños una visa para llegar directamente, Solís fue categórico: 'No nos corresponde esa conversación. Es un tema bilateral que debe ser resuelto entre la republica de cuba y el gobierno de Estados Unidos'.
El mandatario llegó a Cuba el domingo para una visita de dos días en la cual también se busca desarrollar el comercio bilateral. Su delegación está compuesta por unos 50 empresarios. Actualmente el intercambio bilateral alcanza los 40 millones de dólares anuales.
Solís también visitó algunos lugares de interés cultural y un centro de biotecnología.
Los migrantes isleños empezaron a acumularse en territorio costarricense desde el 13 de noviembre, cuando al intentar trasladarse a Nicaragua ese país cerró sus fronteras y adujo que San José intentaba ingresarlos a la fuerza.
Desde entonces el gobierno costarricense hace gestiones para que otros países reciban a los cubanos y les permitan seguir su camino hacia Estados Unidos, donde se beneficiarán de la Ley de Ajuste Cubano, que les permite quedarse a los que logren llegar a territorio estadounidense, donde les otorgan beneficios como residencia y trato de refugiados.
La Ley de Ajuste cubano fue aprobada en la década de 1960 y la isla la acusa de fomentar la migración ilegal para luego politizar el tema migratorio, aunque es público que quienes salen de la isla en los últimos años lo hacen por motivos económicos y no necesariamente ideológicos.
A finales de noviembre Ecuador anunció que comenzaría a exigir visas a los cubanos para contribuir a frenar la crisis migratoria, mientras Cuba restringió la salida de médicos especialistas.
Se estima que unos 5.000 migrantes cubanos se encuentran varados en la frontera de Costa Rica con Nicaragua y funcionarios del gobierno aseguraron que siguen llegando migrantes. Belice, Guatemala y México se mostraron cautelosos de recibirlos.
Por su parte, Solís declaró que ningún emigrante será devuelto en contra de su voluntad a Cuba.