¡Barranquilla está de moda! Esta coloquial expresión refleja el optimismo de una ciudad no exenta de desafíos, de eso no cabe duda, pero siempre dispuesta a explorar oportunidades de negocio, en especial las vinculadas con la industria del diseño textil, una de sus grandes pasiones. Detrás de su reconocimiento como capital vanguardista en un sector tan exigente está el trabajo duro de su gente innovadora, creativa, talentosa, dueña de una fuerza inspiradora extraordinaria.
Hilando la historia de la moda en Colombia, Barranquilla ha jugado un papel destacado. Durante décadas hemos sido escaparate de grandes diseñadores, algunos nacidos en esta tierra, otros curramberos por adopción, pero todos de una genialidad deslumbrante. Son tantos los pioneros, los consagrados, las figuras emergentes e independientes, los creadores de fantasías de Carnaval, que el listado a lo largo de sus 100 años de moda se anticipa interminable, lo cual es una señal inequívoca de la pasión e interés que despierta en el Caribe el inagotable ecosistema de la moda.
Aunque, por supuesto, existen nombres, marcas o firmas, que ya han pasado a la historia de esta industria por sus invaluables aportes que señalaron el rumbo que nos ha conducido hasta aquí.
En lo más alto, Amalín de Hazbún, maestra de generaciones. A su lado, de lejos, nuestra figura más internacional, Silvia Tcherassi. Infaltable, el ícono de los reinados, Alfredo Barraza. También en ese universo de creadores de moda brillan o lo han hecho con luz propia Francesca Miranda, Jaime Donado, Limber Acero, Tina Newman, Beatriz Camacho, Toby Setton, Orlando Zapata, Judy Hazbún, Lina Cantillo, Jon Sonen, María Piedad Mercado, Elia Abuchaibe, Carmen Belissa Martínez, Liliana Meza, Beatriz Soto, Federico Molinares, entre otros. ¡Ovación de pie para ellos!
Precisamente el Gran Malecón, convertido en un museo a cielo abierto, exhibe en su Plaza de las Luces una exposición trabajada a cuatro manos entre la organización Ixel Moda y la Universidad Autónoma del Caribe, para tributarles un justo reconocimiento. Visitarla es una forma de reforzar uno de nuestros símbolos de identidad cultural popular. También es el abrebocas de un banquete que se cocina a fuego lento para volver a situarnos en el punto más alto del diseño en Colombia.
Barranquilla es moda, la iniciativa del Distrito concebida para dar un impulso a los diseñadores locales, emprendedores y artesanos, ha activado una red de agentes del sector que ahora cuentan con su propia plataforma, Conexión Digital, disponible ya en el sitio web de la Alcaldía.
La apuesta es que funcione como un ‘Linkedin de la moda’, una herramienta virtual para conectar, promocionar y posicionar el talento local, con la meta de que sea motor de prosperidad socioeconómica, sobre todo para tantas mujeres vinculadas al sector, a través de micronegocios familiares o pequeñas empresas. Este referente que unirá la oferta existente con la demanda de los clientes es una primera acción en el camino correcto. Así que vale la pena acoger el proyecto.
El reto no es menor. Necesitará estrategias, mejora de procesos e inversiones, para garantizar precios competitivos, buena calidad, la exigencia de digitalización de los productos y estándares compatibles con el respeto al medio ambiente siguiendo una línea de sostenibilidad y ecodiseño que favorezca la economía o la moda circular, con la que se identifican los consumidores actuales.
Barranquilla ha tenido siempre una estrecha relación con la moda. Su doble condición de puerto marítimo y fluvial, su atractiva e intensa vida social ligada al bienestar individual y colectivo, su visión cosmopolita que supo adaptarse a los cambios del momento, facilitaron un vínculo que debe renovarse. Son las reglas de un negocio en permanente transformación. Nadie duda que eso será posible con el liderazgo de los diseñadores, la voluntad política del Distrito y el respaldo de los consumidores, en particular de las nuevas generaciones que ponen la sostenibilidad ambiental y la digitalización en el centro de sus prioridades. La moda es una apuesta de futuro que apunta a lo más alto, como hace ahora Barranquilla, siendo sede del Congreso Latinoamericano IXEL MODA 2024, en pocos días. Una ocasión ideal para ampliar las proyecciones de crecimiento e internacionalización de la moda local con un enfoque diferencial.
Estamos ante una oportunidad de oro que merece expandirse. ¿Por qué no pensar en una Semana de la Moda en Barranquilla? En el tejido local, talento tenemos de sobra. Haría falta, eso sí, atraer inversionistas y compradores relevantes del mercado nacional e internacional, pero la impronta que han dejado diseñadores de prestigio global, hechos a pulso en la ciudad, como es el caso de Silvia Tcherassi, podría ser más que provechoso. Es cuestión de potenciar lo que ya somos.