La noche del pasado miércoles 26 de junio cambió para siempre la vida de la familia Fontalvo Caicedo. Mientras estaban en la terraza de su casa, bajo la lluvia que esa noche caía en el barrio La Candelaria, del municipio de Soledad, un grupo de jóvenes desadaptados, o más bien delincuentes, porque actuaron como tal, se trenzaron en una riña en la que hubo piedras, palos, machetes y hasta armas de fuego. De una de ellas salió una bala que fue a parar a la boca de Saidy Andrea Fontalvo Caicedo y se le alojó en la médula espinal.

24 horas después y en medio de la angustia y el dolor por el peligro de que su hija quedara cuadrapléjica, Fabián Fontalvo cuestionó en diálogo con EL HERALDO: “A son de qué hacen eso. Dañan la vida de una menor que apenas está creciendo”, lamentando la crónica costumbre de pandillas de jóvenes que en medio de las lluvias se enfrentan sin sentido exponiendo sus vidas y las de los vecinos que nada tienen que ver con sus trifulcas.

Saidy falleció este jueves y es la dolorosa consecuencia de una problemática tan repudiable como insólita que ha dejado decenas de heridos en la última década y varias víctimas mortales.

Mirando los registros de prensa y de esta casa editorial, se recuerdan casos como el registrado el 22 de julio de 2022, cuando un hombre de 26 años murió al recibir un disparo en la espalda en medio de estas riñas bajo la lluvia en el barrio Conidec de Barranquilla, y otro hombre resultó herido con un objeto contundente.

Casi un año después, el 25 de junio de 2023, un menor de 15 años murió por un disparo en la cabeza en una de estas riñas entre los barrios La Luz y La Chinita. Luego en septiembre un joven de 18 años quedó gravemente herido también por un disparo en la cabeza en la cancha La Viola, en Villas Las Moras, de Soledad. Y el 1 de noviembre, tres jóvenes, dos de 16 y uno de 19 años, resultaron heridos con arma de fuego y arma blanca en una trifulca en La Luz.

La historia no ha cambiado bajo la lluvia en 2024. Arrancando el mes de mayo, el cuarto día del mes, un menor de 15 años murió producto de una pedrada que recibió en la cabeza en el barrio El Bosque. Pero cuatro días después, el 8 de mayo, en el mismo barrio, una mujer de 45 años que salió a buscar a su hijo por la riña que se presentaba en la zona en medio de un aguacero recibió un balazo en el abdomen.

Un caso más dejó a otro menor de 16 años gravemente herido con una pedrada en la cabeza el miércoles 15 de mayo en el barrio El Manantial, de Soledad.

Y así en esta disparatada cadena de sucesos las autoridades de policía y alcaldías han emprendido una serie de acciones y planes en busca de contrarrestar y acabar con la tragedia en la que se han convertido las riñas bajo las lluvias. Como si en Barranquilla y su área metropolitana no hubiera suficientes problemas de seguridad que atender ha sido necesario implementar el ‘Plan Lluvias’.

La Policía Metropolitana explicó que se trata de un plan de control que consiste en una reacción motorizada que se desplaza a los puntos que ya están focalizados con el propósito de evitar las confrontaciones de las pandillas y de ser necesario intervenirlas. Pero el plan, que en el caso de Barranquilla se ejecuta en coordinación con la Oficina de Seguridad y Convivencia Ciudadana, también tiene un componente preventivo con actividades pedagógicas, lúdicas y de acercamiento a las comunidades.

En tanto que en el caso de Soledad, la Alcaldía anunció que se priorizaron 64 barrios para llevar la oferta institucional y de programas para jóvenes en búsqueda de responder también a la compleja situación que pone en riesgo la vida de los habitantes y sus propiedades.

Es de tal magnitud la complejidad de la problemática de las riñas bajo las lluvias que se requiere una articulación institucional fuerte que realmente impacte de forma positiva y contundente, porque historias como la de Saidy no pueden repetirse. Es una tragedia que los niños, jóvenes y la comunidad en general tenga que vivir en zozobra cada vez que las nubes descargan la lluvia sobre Barranquilla y Soledad especialmente.