El pasado martes EL HERALDO publicó en primicia la escogencia del nuevo operador tecnológico del sistema de recaudo y pago electrónico del transporte público colectivo de Barranquilla, Nebula, en reemplazo de Metro de Medellín, que estuvo durante 11 meses en negociaciones con las empresas operadoras de la ciudad tras ser el elegido inicialmente para este proceso para el cual finalmente declinó ya que no se logró acuerdo en algunos de los requerimientos para la firma del contrato.

A pesar de que el Área Metropolitana de Barranquilla les había dado la potestad a las empresas transportadoras para seleccionar su operador tecnológico, hubo demoras en las negociaciones y en la suscripción del contrato. El plazo para hacerlo vencía el 13 de junio y AMB tuvo que llamar la atención de los operadores para garantizar el cronograma, por lo que la mayoría de las compañías se decantó por Nebula, otra empresa paisa que se encarga del diseño de sistemas computacionales y otros servicios relacionados con el sector.

Coolitoral, Cootrab, Cootrantico, Embusa, Flota Angulo, Sodetrans, Transdiaz, Trasalfa, Transoledad, Cootransporcar, Cootracolsur y Flota Roja son las empresas que avalaron la escogencia del operador, pero existe una división, pues otro sector de los transportadoras no está de acuerdo con el proceso que se ha venido adelantando, para lo cual la AMB tendrá que buscar los mecanismos para vincularlas.

Tres meses después de la implementación del primer piloto con 70 buses, se han venido sumando otras etapas como la de la habilitación de los transbordos para los habitantes del municipio de Galapa a través de su tarjeta inteligente.

Pasos definitivos y que se constituyen, sin duda, en una señal de gran importancia para mejorar la calidad de vida de los usuarios de la capital del Atlántico y los municipios que conforman el área metropolitana.

La unificación del recaudo del transporte público de Barranquilla y la integración con el sistema de transporte masivo es una necesidad, un imperativo para la ciudad. Existe un cronograma y un plan de trabajo que se ha venido cumpliendo, se han dado avances importantes y no es momento para retroceder en una implementación que se ha cumplido con toda la socialización y todas las mesas de trabajo posibles en busca de un resultado exitoso, pero sobre todo muy positivo para la seguridad y calidad del servicio de transporte público colectivo de miles de usuarios que se movilizan cada día en las diferentes rutas, y por supuesto de los propios conductores.

Nada sería más seguro y eficiente para empresas operadoras y usuarios que cada pasajero pueda empezar a recargar su tarjeta en los puntos habilitados y pagar electrónicamente, sin preocuparse por llevar efectivo, además de tener la posibilidad de hacer transbordos en caso de requerir dos rutas distintas para llegar a su sitio de destino desde cualquier punto.

Es tiempo de que el sistema inteligente de recaudo comience a operar masivamente, para lo cual la proyección de la autoridad metropolitana de transporte es que en cumplimiento del cronograma previsto esté funcionando al cien por ciento en diciembre de este año.

A Barranquilla no le puede ni le debe quedar grande entrar en una etapa de modernización del transporte público colectivo. Empresas, autoridades, usuarios, todos, deben apostarle al éxito del Sibus para comenzar a dejar atrás todos los problemas que han aquejado al sector y de la misma manera contribuir a que también se surta el proceso para la modernización de la flota de vehículos.

La proyección de la Alcaldía de Barranquilla es que se adelante ese propósito con la adquisición de buses eléctricos, a gas y de hidrógeno, en un piloto que sería acompañado por Ecopetrol. Una ciudad que ha crecido en materia económica y de atracción de inversiones, turistas y de nuevos residentes merece un transporte público acorde con las exigencias de un territorio en franco crecimiento. Es el deber ser. Hay que apostarle todo a ello.