La última vez que los barranquilleros se dieron cita en la Plaza de la Paz para una lectura del bando fue en enero de 2020. Ya la covid-19 se expandía por el planeta y rondaba la amenaza de su arribo a Colombia, que finalmente se produjo –al menos así se reportó con el primer caso confirmado– el 6 de marzo de ese año.
El gobierno del entonces presidente Iván Duque ordenó el confinamiento obligatorio y nos envío a todos a casa. Nos encerramos con la expectativa de que solo sería por 15 días, pero el aislamiento se prolongó por más de 5 meses.
Y de ahí en adelante fuimos entrando en lo que se llamó la nueva normalidad, pudimos otra vez salir a las calles, pero cubiertos con tapabocas y sin aglomeraciones.
Así que la esencia del carnaval barranquillero, que son los multitudinarios desfiles, los bailes y conciertos masivos y todo aquello que solo se vive en las calles y en los barrios, no se pudiera ver en 2021. La fiesta quedó en pausa, sin reina y con actividades netamente virtuales.
Ya con los planes de vacunación masiva contra el covid andando, pero aún con la incertidumbre por lo que pudiera ser, el 2022 hizo que también la fiesta fuera completamente atípica.
Tras revisar el escenario epidemiológico, las autoridades dieron vía libre para realizar el Carnaval del 26 al 29 de marzo, cuando normalmente se realiza en el mes de febrero. Pero además con aforos controlados y con la exigencia de presentación del carné de vacunación. Fue un carnaval extraño que casi termina empalmando con la Semana Santa.
Por todo este antecedente la expectativa para este 2023 es que los carnavaleros puedan gozar la fiesta como es. Así reza el eslogan de la festividad de este año y de su reina, Natalia De Castro González, quien en la lectura de su decreto real y tras recibir las llaves de la ciudad les ordenó a los barranquilleros vivir su carnaval como siempre.
Y sí, este será un año para gozarse la fiesta con alegría, pero eso sí, con mucha responsabilidad. Somos los barranquilleros los primeros que tenemos que cultivar la convivencia y el respeto para que sea una celebración que brinde lo mejor de la ciudad a los más de 500 mil visitantes que se esperan arriben para los cuatro días de carnaval.
Será una oportunidad de oro para que se mueva la economía de la ciudad y de los municipios del Atlántico que también cuentan con una completa y diversa agenda de eventos para disfrutar.
El Carnaval de Barranquilla, lo sabemos todos, más que una fiesta y un derroche es un gran impulsor de la economía de la ciudad que mueve cada año unos $400 mil millones. Así que como dice Natalia: “¡A vivirlo y bailarlo como es!”. Saquemos nuestra mejor cara Barranquilla y trabajemos todos juntos para hacer la mejor fiesta y que ganen todos: los bailadores, los turistas, los hacedores, los emprendedores, el comercio, los hoteles, los taxistas y el Atlántico en general.