Así como durante años Barranquilla ignoró al río Magdalena, así mismo la ciudad aisló su mayor tesoro ambiental: la ciénaga de Mallorquín. A su alrededor proliferaron invasiones, actividades no controladas y las aguas servidas mal tratadas conducidas a través del arroyo León y del propio río. Todo un proceso de contaminación que fue deteriorando la principal barrera natural contra vientos y tormentas con que cuenta la capital del Atlántico, además de su función en el equilibrio ambiental de la zona considerada Ramsar por su sistema de manglares.
Entendiendo la importancia del enclave ambiental que significa Mallorquín para Barranquilla, es necesario recalcar en el imaginario ciudadano y colectivo el valor que tiene el proyecto de recuperación que lidera la administración distrital, en el que se proyecta una inversión por el orden de los 350 mil millones de pesos, con un crédito internacional otorgado por el Banco Interamericano de Desarrollo que creyó en la visión de la primera biodiverciudad de Colombia por la cual han venido trabajando las autoridades de la capital atlanticense.
Es fascinante leer cómo funciona la tecnología implementada por la Corporación Autónoma Regional del Atlántico, nuestra autoridad ambiental en el departamento, para la recuperación de las aguas de la ciénaga, a partir de su propia vegetación, de donde se extraen las microalgas que son llevadas a las piscinas habilitadas en un solar de una hectárea ubicado en el suroccidente de la ciudad para su procesamiento y posterior inoculación de vuelta en el cuerpo de agua para cumplir la misión de descontaminar.
Nuestra ciudad cuenta con lo necesario para potenciar su capacidad biodiversa, pues su ubicación y naturaleza brindan las oportunidades para potenciarse como un pulmón ambiental para la Costa,a partir de desarrollos sostenibles que impulsen el ecoturismo, como lo es el ecoparque Mallorquín, cuyas unidades funcionales 1 y 2 avanzan con el objetivo de ser terminados al culminar el primer semestre de 2023.
El Gobierno nacional tiene entre sus líneas estratégicas la justicia climática y la preservación del medio ambiente, así que seguramente este es un proyecto que debería tener todo el respaldo y el impulso para continuar adelante.
Ahora, el respaldo más importante debe provenir de una ciudadanía responsable que comparta la visión de la administración distrital de hacer de Barranquilla una biodiverciudad, y para ello todos debemos contribuir a hacer nuestros mejores esfuerzos por aportar nuestras buenas prácticas para conservar y preservar esta fuente de oxígeno para la región.