Terminó la primera semana de retorno a la presencialidad 100 % de colegios y universidades de Barranquilla y con ello volvieron los trancones, los buses a tope de capacidad en las horas pico y las carreras de los estudiantes para lograr acceder al servicio de transporte público para llegar a tiempo a sus clases o volver a casa.

Durante la semana se hicieron virales videos de las estaciones de Transmetro atiborradas de personas aguardando para abordar un articulado o alimentador que los llevara a su destino y también los reclamos de los usuarios para que se mejore la frecuencia y se amplíe la oferta del servicio.

Producto de la pandemia la operación del sistema de transporte masivo y del transporte público colectivo se vio seriamente afectada, pues por cuenta del prolongado aislamiento obligatorio las empresas tuvieron que sacar de servicio más del 50 % de sus buses.

Luego con la reactivación económica se comenzó a recuperar lentamente la operación; sin embargo, los efectos colaterales de la covid-19 ya habían golpeado duramente las finanzas de los operadores del transporte, que en el caso puntual de Transmetro ya venía con dificultades incluso antes de la pandemia, pues la movilización y la tarifa no compensaban los gastos de operación.

El proceso de reactivación no se dio de forma inmediata, pues la ampliación de los aforos se dio de manera gradual, conforme a las disposiciones del Ministerio de Salud.

Todo este compendio de situaciones, sumado a las jornadas del paro nacional en las que también fueron atacados buses y estaciones, pusieron en vilo el funcionamiento el año pasado, al punto de que los operadores suspendieron en al menos dos ocasiones el servicio.

Es por esto que se comprende que la ampliación de la oferta y la extensión de los horarios tanto en el sistema masivo como en el transporte público colectivo tenga que ser detenidamente estudiado para no dar pasos en falso que pongan nuevamente en riesgo la operación por el déficit financiero que venían arrastrando.

No obstante se requiere el concurso de las empresas, de los operadores y de la máxima autoridad en transporte de la ciudad, la AMB (Área Metropolitana de Barranquilla), para trazar un plan que facilite la movilización de los miles de pasajeros que a diario usan el servicio público para dirigirse a sus lugares de estudio y trabajo. Solo en Transmetro se pasó de un promedio de 65 mil usuarios por día a 82 mil con el retorno a las aulas de clases.

La infraestructura educativa se preparó para la presencialidad 100 %, pero es claro que el transporte público se quedó corto para el regreso de los estudiantes a la normalidad académica. Si hay pasajeros que movilizar se tienen que habilitar todos los buses y disminuir los tiempos de la frecuencias, en las horas en que la demanda así lo requiere.