Una cita vital con la democracia se cumplió este domingo en Colombia con la elección de dignatarios de las Juntas de Acción Comunal (JAC).
Como lo informó la Procuraduría General de la Nación, los electores escogieron a 847.500 integrantes de las 63.153 Juntas desplegadas a lo largo y ancho del territorio nacional.
En Barranquilla, según el jefe de la oficina de Participación Ciudadana, Deivy Cásseres Cañate, se eligieron 2.160 dignatarios, “quienes serán en los próximos 4 años los representantes de estas organizaciones en la ciudad”.
El funcionario, así como el alcalde Jaime Pumarejo, calificaron la jornada como “muy positiva” en la capital del Atlántico, ya que la gente participó de manera ordenada, sin problemas de seguridad y sin mayores inconvenientes.
La importancia de los dignatarios elegidos es vital para las comunidades asentadas en localidades y barrios. Son ellos el primer canal para transmitir a las autoridades las problemáticas de sus vecinos, desde las discusiones que se presentan en materia de convivencia, la inseguridad que acorrala ciertos territorios o los problemas en la prestación de servicios públicos, por mencionar solo tres.
Además, son ellos los llamados a ser los primeros auditores en las obras públicas que se ejecuten, se formulen y se adjudiquen, sobre todo en un país como Colombia donde el incumplimiento de los contratistas y la corrupción de muchos funcionarios públicos están a la orden del día.
También es fundamental que estos nuevos dignatarios tengan mayor participación en la proposición de ideas a los gobiernos, que enriquezcan los planes de desarrollo de ciudades y municipios.
Esa cercanía, esa vivencia diaria de estar hombro a hombro con el vecino, debe servir de base ciudadana para acercarnos de manera práctica y palpable al ideal de lograr una democracia cada vez más representativa, y de gobiernos más cercanos, conscientes y efectivos que le brinden una mejor calidad de vida a todos los actores de la sociedad.
Como lo explica la Misión de Observación Electoral (MOE), “la acción comunal es definida como una expresión social organizada, autónoma y solidaria de la sociedad civil, cuyo propósito es promover un desarrollo integral, sostenible y sustentable a partir del ejercicio de la democracia participativa en la gestión del desarrollo de la comunidad. En este sentido, la acción comunal se ejerce de manera voluntaria y vocacional pues no se establece remuneración salarial para quienes conforman estas organizaciones cívicas”.
Esta última parte, la no remuneración, al menos en el deber ser hace más admirable y vital el rol de estas personas para con los que los eligieron en las urnas.
De aquí hasta el 2024, son los dignatarios elegidos en la jornada del domingo los primeros responsables en sus comunidades de elevar, auditar y liderar los grandes procesos de cambio que la sociedad colombiana requiere con urgencia, sobre todo después de una pandemia que debilitó a millones de familias en su salud física (mental y nutricionalmente), su poder adquisitivo y en su capacidad de recibir una educación que les permita afrontar el presente con todos los retos que nos impone.
También es cierto que las elecciones de este domingo son la punta de lanza de las elecciones legislativas y presidenciales que se vienen en el 2022.
Muchos de los dignatarios electos es muy probable que sean las figuras políticas de las regiones en el mañana, por lo que su gestión, entrega y honestidad será observada con lupa por parte de sus electores.
Lo que hagan como dignatarios de las Juntas de Acción Comunal hoy será el espejo de lo puedan llegar a realizar mañana como concejales, diputados o congresistas.
No menos importante, y hay que decirlo, es que en el pasado estos “lideres”, como los llaman muchos caciques politiqueros, son piezas fundamentales en el andamiaje corrupto de sus empresas políticas o campañas.
Ahí deberán estar pendientes los órganos de control y la Fiscalía para que sean sancionados y judicializados, pero sobre todo apartados de la responsabilidad social y política que este domingo les otorgaron.