Si nada extraño sucede durante la votación, y no se espera que esto ocurra, porque el respaldo de los países está ‘cantado’ desde hace semanas, el abogado samario Sergio Díaz-Granados se convertirá hoy en el primer colombiano elegido para presidir el Banco de Desarrollo de América Latina (CAF) en sus 51 años de operación. Una designación honrosa que reconocerá la trayectoria pública de este hijo del Caribe colombiano que ha demostrado en las diferentes posiciones que ha ocupado en el sector oficial su conocimiento sobre el funcionamiento del Estado y la importancia de preservar la institucionalidad democrática.

Claro está que su mayor experticia, especialmente en asuntos clave relacionados con desarrollo multilateral -factor decisivo para su postulación presentada a mediados de junio por Colombia, Ecuador y Perú- la obtuvo durante los últimos seis años como director ejecutivo del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) para Colombia y Perú.

Su liderazgo gerencial, visión estratégica y convencimiento acerca de los beneficios de las alianzas público-privadas en la principal entidad de financiamiento multilateral en América Latina y el Caribe son su mejor carta de presentación para liderar la CAF durante la compleja tarea de generar condiciones para la reactivación económica, social y ambiental de la región duramente golpeada por la sucesión de crisis desatada por la pandemia.

Díaz-Granados no solo destaca por sus competencias en política pública y experiencia como técnico negociador en materia comercial, probada cuando cerró acuerdos bilaterales o estructuró la integración regional de la Alianza del Pacífico durante su paso por el ministerio de Comercio, Industria y Turismo, entre 2010 y 2013. También se distingue por su talante conciliador y capacidad para concertar de manera colectiva agendas difíciles, como las que tendrá que abordar al frente de este organismo multilateral conformado por 17 países de América Latina y el Caribe, España, Portugal, y 13 bancos privados latinoamericanos.

Defensor de principios como la buena gobernanza, la cooperación y el dialogo constructivo, que acompañaron su gestión en el BID, el samario apuesta por aumentar la solidez financiera de la CAF para ampliar su volumen anual de operaciones, canalizar más financiamiento del sector privado, fortalecer proyectos regionales de integración asociadas a comercio transfronterizo, corredores logísticos, planes de eficiencia energética y agenda digital.

Ciertamente, se trata de iniciativas adaptadas a la nueva realidad en la que se hace urgente mitigar el daño económico y social producto de la pandemia, por lo que aspira a ponerlas en marcha con absoluta determinación, lo antes posible dando cumplimiento al objetivo personal que se ha trazado a lo largo de su vida pública: cerrar las brechas históricas de las comunidades más vulnerables.

La escogencia de Sergio Díaz-Granados también se convierte en un espaldarazo a Colombia que de manera acertada retiró en el último minuto la candidatura del exministro de Hacienda, Alberto Carrasquilla, el dimitente arquitecto de la fallida tributaria tan lesiva para los colombianos, y decidió, en cambio, postular al samario llamado hoy a reescribir la historia de nuestra región tras el devastador paso de la covid-19.

Sus méritos profesionales, pero sobre todo su calidad humana lo avalan. A partir de hoy Colombia, en particular la Costa Caribe, podrá contar con un aliado privilegiado en el Banco de Desarrollo de América Latina (CAF).