Este miércoles 17 de febrero en Sincelejo y Montería, Colombia inicia el Plan Nacional de Vacunación contra la covid-19. Una jornada trascendental que nos acerca al fin de la mayor crisis sanitaria en la historia del país que ha acabado con la vida de más de 57 mil personas, entre ellas 2.176 en Barranquilla y 1.772 en el resto del Atlántico. Se avecina un tiempo de esperanza para dejar atrás esta pesadilla que comenzó hace casi un año y que a diario sigue impactando la vida familiar, social y productiva de millones de ciudadanos sin discriminar edad, raza, género o condición socioeconómica.
La meta del Gobierno de Iván Duque es tener vacunado a un millón de personas con su dosis inicial en marzo. No será fácil lograrlo. Dependerá, en buena medida, de la disponibilidad de los biológicos sujetos a una desmesurada demanda de países de todo el mundo que intentan asegurar suficiente suministro para inmunizar a su población en medio de la agobiante escasez de vacunas, consecuencia de problemas en la producción de las farmacéuticas y restricciones en los proceso de importación.
El ministro de Salud, Fernando Ruiz, ha sido enfático al señalar que Colombia solo anunció la fecha del inicio de la vacunación, una vez garantizó -mediante acuerdos “muy serios”- la adquisición de las dosis requeridas para alcanzar la inmunidad colectiva del 70% de la población, equivalente a 35 millones de personas. Una decisión acertada para evitar rezagos en la campaña de inmunización como los registrados en otras naciones donde comenzaron a vacunar sin tener las cantidades necesarias. Las primeras dosis enviadas a los territorios son bastantes escasas, apenas 2.556 para Barranquilla y su área metropolitana, por ejemplo, pero según el cronograma establecido las entregas se acelerarán en las próximas semanas.
Tras la llegada de las 50.000 dosis iniciales de Pfizer, la próxima semana arribarán otras 50.000 y en lo sucesivo, serán 100.000 las que ingresarán al país cada semana. Los primeros lotes de las vacunas de Sinovac y AstraZeneca, de acuerdo con lo acordado, se entregarían entre la “primera y la segunda semana de marzo para sumar un reservorio de 1.600.000 vacunas”, según el Ministerio de Salud para inmunizar a 350 mil profesionales sanitarios de la primera línea y a 1.200.000 mayores de 80 años. Luego vendrán las personas de 79 a 60 años y el personal de salud de la segunda línea, y así se irá ejecutando el plan previsto.
A través del mecanismo multilateral Covax, Colombia recibirá un total de 20 millones de dosis y mediante las negociaciones directas, otros 41,5 millones para completar 61,5 millones de dosis con las que adelantará la campaña de inmunización hasta diciembre. El compromiso del Gobierno es que nadie se quede sin ser vacunado, por lo que será necesario adquirir nuevas dosis para los recuperados del virus, más de 2 millones de ciudadanos, y para la población migrante beneficiaria del estatuto de protección temporal.
Luego de asegurar la disponibilidad de los biológicos, el gran desafío de este plan nacional se centra en su adecuada implementación por gobernaciones y alcaldías que asumen una enorme responsabilidad logística en este proceso en el que no caben disputas territoriales ni partidistas. Una vez arranque la vacunación, se debe evaluar cómo transcurre la distribución y entrega de las dosis de acuerdo con los criterios objetivos del Ministerio de Salud para reducir la mortalidad por el virus, la incidencia de casos graves y garantizar la protección del personal sanitario bajo una formula basada en el número de habitantes. Articular un trabajo en equipo capaz de afrontar y superar los inconvenientes que surgirán por la complejidad del desafío será fundamental para cumplir las metas.
Queda un largo camino que requerirá mucha paciencia de los ciudadanos, especialmente de los adultos mayores frente a contratiempos inevitables; además de confianza para que se convenzan que las vacunas son eficaces y seguras. Inmunizarse es una decisión voluntaria, así que para evitar deserciones de última hora por incredulidad, desconocimiento o temores infundados, las secretarías de Salud, EPS e IPS deben hacer esfuerzos adicionales para ofrecer asesorías oportunas.
Contener el virus sigue siendo hoy la prioridad. Nada está ganado aún y nadie estará a salvo hasta que todos lo estemos, es decir hasta lograr la inmunidad de grupo. El autocuidado y las medidas restrictivas tienen que mantenerse hasta que la vacuna se distribuya a toda la población. Que el exceso de confianza no nos gane.