A la modista Cielo Payares Pava, de 65 años, la mató Marco Fontalvo Arrieta cuando atracaba el bus en el que la mujer viajaba de vuelta a casa. Eran las 8:54 de la noche del lunes 14 de septiembre cuando la señora recibió un disparo en el pecho, mientras estaba sentada en la primera banca del vehículo, detrás del conductor, buscando quizás que su trayecto fuera más seguro. Lejos estaba de imaginar que en la ruta Barranquilla – Galapa, que tantas otras veces había recorrido, encontraría la muerte.
En la carrera 8 con calle 56, barrio El Bosque, en la vía Cordialidad, el homicida se levantó de su silla, sacó de entre su ropa una escopeta y en cuestión de segundos recorrió el bus desde el fondo, donde esperó el momento oportuno para cometer su fechoría, y se ubicó al lado del chofer para exigirle la entrega del dinero. Impávida doña Cielo lo observaba, el sujeto se volteó y le disparó a sangre fría. Sin ningún tipo de remordimiento, como si no le hubiera arrebatado la vida a un ser humano, siguió en lo suyo.
Horas después del hecho captado por la cámara de seguridad del automotor, este asesino fue capturado por la Policía. Fontalvo Arrieta, de 24 años, quien acumula 10 anotaciones judiciales, se encontraba en su residencia, donde las autoridades hallaron los elementos usados en el crimen, así como las pertenencias robadas a los pasajeros, entre ellos un celular, cuya señal de GPS llevó a los investigadores hasta la vivienda de este delincuente, que ante un juez confesó el homicidio.
El robo y el miserable asesinato de la señora Cielo Payares Pava se suma a una larga lista de sucesos que confirman la absoluta indefensión de pasajeros y conductores de buses en el área metropolitana de Barranquilla, donde empresas como Coolitoral denuncian 74 atracos en lo corrido de este año, 20 de ellos en agosto: algunos con un excesivo y repudiable uso de la violencia, a pesar de que nadie opone resistencia.
Empresas de transporte urbano y sus conductores conocen bien el modus operandi de los atracadores que siguen las mismas rutinas a la hora de consumar los robos. La mayoría ocurre en sectores considerados de máximo riesgo y en las noches, cuando los buses van desocupados, aunque la verdad, relatan las víctimas de estos desafueros, de un tiempo para acá los robos se producen a cualquier hora. Los pasajeros, sin más opciones de transporte, intentan pasar desapercibidos o acuden a todo tipo de ingeniosas estrategias para evitar que sus celulares o billeteras terminen en manos de los ladrones.
Conducir un bus o movilizarse en él resulta hoy una experiencia retadora que genera ansiedad, desconfianza y hasta temor. Quienes lo hacen se sienten desprotegidos ante la voracidad de una delincuencia cada vez más violenta, que hasta con machete intimida a sus víctimas. Y a todas estas, ¿dónde se encuentran y qué hacen las autoridades?
Es claro, que a pesar de las iniciativas adoptadas por la Policía y las empresas de transporte de manera conjunta, se requieren nuevas acciones para evitar los atracos y sus lamentables consecuencias, entre ellas los crímenes de pasajeros y conductores. Las cajas de seguridad de los buses no evitan los asaltos, los botones de pánico no dan abasto ante los reiterados llamados de los afectados y las cámaras de seguridad son un buen recurso para identificar a los delincuentes, pero no los hacen desistir del robo.
Policía y transportadores, con el apoyo del Distrito y el Área Metropolitana, deben insistir en la búsqueda permanente de mecanismos para incrementar las labores de patrullaje en las zonas en los que más atracos de buses se cometen. Reducir el tiempo de respuesta de los uniformados, implementar la presencia de policías encubiertos en el interior de los vehículos y fortalecer la denuncia ciudadana anónima a través de un sistema de recompensas son medidas que podrían ser evaluadas en mesas de trabajo del sector con el objetivo de mejorar la prevención, el control, la reacción y la judicialización, como parte de una estrategia integral de seguridad que hoy demandan los usuarios.
Que los delincuentes sepan que no les va a salir gratis atracar un bus o matar a una persona durante uno de estos asaltos. No pueden seguir saliéndose con la suya, atemorizando o violentando ciudadanos, e incluso destrozando familias como la de la modista Cielo Payares Pava, que cada vez que iba a coger su bus tranquilizaba a los suyos diciéndoles que “a su edad, nadie le iba a hacer daño”. Cuánto dolor e indefensión.