Unas 700 mil personas confluyen a diario en el Centro de Barranquilla, zona comercial en la que la invasión del espacio público es el principal problema. Son grandes los avances que en los últimos diez años le han transformado la cara al que es considerado el corazón de la ciudad, entre los que se destacan la construcción de plazas y la erradicación de tugurios como Las Colmenas o la Zona Cachacal, pero aún hay tareas por hacer.

Un informe publicado el domingo por EL HERALDO da cuenta de que los plazos para algunos de estos proyectos se han agotado, por lo que es hora de ponerle el acelerador a obras como la peatonalización o la reubicación de los vendedores a edificaciones adquiridas por el Distrito.

A esto se suma el traslado de la Alcaldía al sector La Loma, una de las metas más ambiciosas de las últimas décadas. El comienzo de obras estaba previsto para 2016, pero primero se dispuso construir el puente de la carrera 50, que conectará esta zona con el resto de la ciudad. Se tiene contemplado, entonces, que los trabajos empiecen en 2018.

La mudanza de los moteles ubicados en el Centro Histórico es otra de las piedras en el zapato. Estos establecimientos son de uso no permitido en el Plan de Protección de la zona, y el plazo para cambiarlos de lugar venció en 2010. Luego se prolongó tres años más, pero el resultado fue el mismo. A la fecha no se tiene establecido cuánto tardará este proceso o si será posible ejecutarlo.

Quizá el tema que más preocupa al comercio formal, organizado en Asocentro, es el del uso indebido del espacio público. Según esta agremiación, el edificio Robertico, donde se relocalizará a 179 vendedores, aún no ha sido adecuado. Sin embargo, la Alcaldía asegura que el inmueble será entregado a finales de enero.

La situación se ha tornado más dramática con el arribo de cientos de venezolanos que tienen al Centro como lugar de trabajo y que se han apropiado de calles y andenes con puestos ambulantes que van desde una carretilla hasta una manta extendida en el suelo.

La peatonalización es otra de las asignaturas pendientes. Debió estar terminada en diciembre de 2016, pero el plazo límite es ahora el segundo semestre de 2018. Los comerciantes denuncian pérdidas millonarias por el retraso de las obras, lo que la Alcaldía ha atribuido, entre otras causas, a la complejidad de instalar las nuevas redes de servicios públicos en una zona donde no se realizaba una gran intervención hace varias décadas.

Pese a lo anterior, la reactivación económica del Centro, con nuevos hoteles y 26 centros comerciales, es una realidad inobjetable. El llamado es a que 2018 sea el año del despegue definitivo.