Una sociedad que no apuesta decididamente por la educación está condenada al fracaso. La experiencia demuestra que los países o regiones que se toman en serio la formación de sus niños y jóvenes tienen muchas más posibilidades de lograr transformaciones sólidas en beneficio de toda la población.

En Barranquilla y Atlántico se han producido en los últimos años avances significativos en materia educativa, que se han venido reflejando en diversos indicadores. Uno de ellos es el programa gubernamental ‘Ser pilo paga’, que concede becas a alumnos de escasos recursos que alcanzan los puntajes establecidos en la prueba.

Los resultados de la última convocatoria, que comienzan a ser conocidos de manera fragmentaria, muestran que se avanza por la buena senda. En el caso de Barranquilla, el número de ‘pilos’ asciende a 410, lo que coloca a nuestra ciudad en tercer lugar, tras Bogotá (750) y Medellín (460).

Eso en cifras absolutas. Cuando se analizan los datos en términos proporcionales –número de becados en relación con la cantidad de alumnos que se presentaron a la prueba–, Barranquilla ocupa, con considerable ventaja, el primer lugar.

Es preciso subrayar que, en esta edición, el número de ‘pilos’ ha bajado en las ciudades, debido a que disminuyó drásticamente el número de becas ofrecidas por el Gobierno. Por ejemplo, en Bogotá hubo el año pasado 1.119 beneficiarios, y en Barranquilla, 508.

Ahora bien: para tener un cuadro completo sobre el estado de la educación habría que establecer en qué medida la calidad académica se extiende a la población estudiantil en su conjunto, si se limita a pocos colegios con tradición de excelencia, etc. Este diagnóstico resultaría también muy útil a la hora de compararnos con otras regiones.

Uno de los hechos más destacados en esta convocatoria de ‘Ser pilo paga’ es que, por primera vez, corregimientos del Atlántico aparecen en la lista de ganadores. En concreto, tres alumnos de sendos colegios de Campeche (Baranoa), Villa Rosa (Repelón) y Salgar (Puerto Colombia).

Habrá que analizar, por supuesto, si se trata de casos aislados o si, por el contrario, responden un sólido proyecto académico, al menos en los tres colegios aludidos. Pero de cualquier modo constituye un mensaje alentador que los ejemplos de buen aprendizaje se puedan extender más allá de las cabeceras municipales.

Lo importante es que el esfuerzo realizado hasta ahora se prolongue en el tiempo y penetre en todas las capas de población. Y que la educación se mantenga en el centro de la agenda pública.