Antes de que algunos de nuestros dirigentes se dieran a la tarea de impulsar la integración regional y pelear en distintos escenarios la creación de la RAP Caribe, el Junior de Barranquilla había empezado a abrir esos espacios de autonomía y sentido de pertenencia.

Así, que sin saberlo, el grupo de aficionados que el 7 de agosto de 1924 se reunió para fundar el equipo, impulsó la conformación de un club de fútbol que se puede equiparar tranquilamente y sin espabilar al espíritu de la Región Administrativa y de Planificación del Caribe (RAP).

No es un argumento pretencioso ni traído de los cabellos si se mira la pasión, el amor y el sentido de pertenencia que despierta el Junior ‘tu papá’ entre la gente de la Costa Caribe.

Cuando juega el equipo la mancha rojiblanca se extiende desde Córdoba hasta La Guajira, cruzando con facilidad de tiburón a la Isla de San Andrés y Providencia.

Es cierto que tenemos otros equipos de fútbol en esta zona del país, como el querido Unión Magdalena, castigado injustamente en la B hace muchos años; y también los juveniles Real Cartagena y Jaguares, al igual que el Valledupar Fútbol Club. Todos con aficionados que los siguen milimétricamente.

Pero el fenómeno Junior es regional. Su hinchada se viste de mar o de sabana. Baila al ritmo de porro, cumbia, pajarito, reggae, chichamaya, merengue o champeta. Es el Junior ‘tu papá’, que hace dos días ganó la Copa Águila de la mano, o mejor de los pies, de Teo, Chará, Jarlan y todos los muchachos que dejan el alma en la cancha. Es este uno de los tantos trofeos de los que ha logrado el conjunto, como el primero que obtuvo en 1977 liderado por Varacka y ‘la Bruja’ Verón.

El grupo de fundadores del Junior no se imaginó que la iniciativa tomada para formar un equipo de fútbol iba a tener unas consecuencias sociales y culturales tan importantes para unir a una región.

La fundación de Junior tuvo a la cabeza a Micaela Lavalle de Mejía, la antecesora de los líderes regionales que buscan fortalecer la autonomía y que hoy disfrutan del triunfo tanto del equipo como del logro político-administrativo. No basta un campeonato, hay que seguir luchando y construyendo.

Es verdad, Juan Piña, “Barranquilla y la Región tienen que estar orgullosas de ese Junior bravo que la toca y toca”.