La presencia de ‘Baqui’, el tití cabeciblanco que esta semana fue presentado como símbolo de los Juegos Centroamericanos y del Caribe 2018, causó una conmoción entre los niños que ayer asistieron a la inauguración del parque de Villa San Carlos. Es una buena señal de lo que representará para la ciudad el ‘anfitrión’ oficial de las justas.

Los organizadores de los Juegos prefieren llamarlo ‘símbolo’ o ‘anfitrión’ para remarcar que este primate en vía de extinción no debe ser capturado ni vendido, pues el tráfico de la especie es uno de los flagelos que atenta contra su supervivencia.

En ese orden de ideas, la imagen de ‘Baqui’ como símbolo de los Juegos se constituye en el ‘gancho’ perfecto para atrapar no solo a los niños sino a sus padres, y poner a toda la ciudad en ‘modo Juegos’.

Para la realización de este evento se construyen 13 escenarios deportivos con una inversión de más de 300.000 millones de pesos. La ciudad espera la participación de 5.850 atletas, 1.400 jueces y 38 delegaciones.

El 19 de julio de 2018 es la fecha escogida para el inicio de los Juegos, que irán hasta el 3 de agosto. Ese día no solo tendrán que estar listos todos los escenarios, sino que los barranquilleros, con su entusiasmo, deberán mostrarle al país y a las delegaciones participantes la nueva cara de una ciudad que encuentra en este evento una oportunidad de oro para cambiar su historia. De ahí la importancia de ‘Baqui’ para generar un proceso de motivación ciudadana que tendrá en los niños a su principal destinatario.

La elección del tití cabeciblanco para llevar la bandera de la ciudad ante el mundo no pudo ser más correcta. Esta especie endémica del Caribe colombiano, amenazada por la deforestación, la caza furtiva y la venta ilegal, lucha por no desaparecer. Con ‘Baqui’, la organización de los Juegos envía un mensaje a Barranquilla y al país para que tengan presente la importancia de salvaguardar este patrimonio de la fauna costeña, que tiene en el hombre a su principal enemigo.

Para el alcalde de la ciudad, Alejandro Char, ‘Baqui’ tiene la esencia del barranquillero: “Rápido, astuto y gracioso”. El mandatario dice que es el momento para que los jóvenes se sumen a la cruzada por la protección de esta especie, que lidera la Fundación Tití desde el bosque de Luriza, hábitat protegido en límites de Luruaco y Santa Catalina.

Por eso la doble misión que debe cumplir el símbolo de los Juegos es promover el evento en todos los rincones del Atlántico y generar conciencia ecológica sobre este mono nativo de estas tierras.