Oportunidad estética. Una de las obras de arte de más importantes de Barranquilla son los coloridos vitrales de la Catedral María Reina. Los de mayor superficie del país y posiblemente de Sur América. Los que dan el frente a la Plaza de la Paz y recién tuvieron la oportunidad de mostrarse más para el disfrute público. Con ocasión de la temporada navideña, la iluminación de su vecina y extendida Plaza Parque de la Paz, bellísima está muy atractiva y es centro de atracción. La vecindad y otros visitantes la colman todas las noches. Sin embargo los muy grandes y artísticos vitrales de la Catedral de Barranquilla no se aprecian por lo sombreados. Los 7 días de la Creación, libro del Génesis –su tema– no transmiten su belleza hacia afuera. Ellos solo se aprecian desde el interior catedralicio cuando la luz del sol desde afuera ilumina el entorno.
Hay que iluminarlos. Qué bueno sería contar con unos patrocinadores que proveyeran una iluminación desde el interior, para que estos notables vitrales se aprecien por transeúntes –de todos los credos– y así apreciar de sus colores y su belleza después de las 6 de la tarde. Eso también aporta al “turismo naranja”.
Antecedentes. La Mezquita Azul de Estambul es visitadísima, la Sinagoga vieja de Curacao muestra sus pisos de arena –in memorian- a los 40 años de caminar por el desierto del “Pueblo Escogido”. En San Petersburgo la Catedral de Pedro y Pablo, reconstruida por el gobierno ruso, es uno de los sitios a admirar. La Capilla Sixtina en el Vaticano limpió los frescos de Miguel Ángel oscurecidos por el humo de tantas velas encendidas, con aportes japoneses, para la admiración mundial. La catedral de Barranquilla albergó a la Orquesta Sinfónica de Colombia, autorizada por el Ministerio de Cultura y por Monseñor Tamayo, para un par de conciertos abiertos. En el mismo sentido, que bueno sería que la riqueza de los vitrales de nuestra catedral barranquillera también pudiera ser admirada, después de las horas vespertinas por los paseante externos. El Templo del Voto Nacional elevado en agradecimiento al fin de la Guerra Civil de los Mil Días, bellamente restaurado por el Alcalde Peñalosa será un nuevo atractivo de Bogotá. La cúpula diseñada con cristales amarillo, azul y rojo, ya tiene la estructura armada, solo falta treparla e instalarle los cristales.
El campanario ausente. Cuando el Papa Juan Pablo II incluyó repentinamente a Barrranquilla en su gira por Colombia, y así bendecir la Catedral casi terminada, solo faltaba el campanario de la fachada. ¿Qué hacer? Unas solitarias vigas de concreto se elevaban como 30 metros hacia las alturas apuntando a juntarse, para sostener unas campanas. Estas no se habían mandado a fundir y de la torre campanario, no había ni tiempo ni plata para que estuvieran listas debido a la sorpresiva visita papal. Las últimas juntas Cívicas pro Catedral que había presidido José Víctor Dugand Jr y sucedido por José Rafael Abuchaibe habían logrado terminar de levantar la mole, pero faltaba el campanario en la fachada esquinera con el Centro Nelmar y el SAO.
El campanario ausente. Demoler esa estructura temporalmente y después se gestionanarían recursos. Se mencionaba que un “carrillón” y poderoso equipos de sonido podrían reemplazar con grabaciones los campanazos deseados. Algo más ligero que las pesadas campanas de bronce ... Las bases de las vigas cortadas están allí, sería interesante explorar la alternativa de volver a levantar la torre y que la ciudad escuche el teñido real o virtual de los campanazos en las alturas. ¿Cuánto valdría ese proyecto?