Candorosos, aquellos que desde ahora encuestan para establecer una supuesta favorabilidad entre los que perciben como posibles precandidatos presidenciales para 2026. No se sabe si es que se prestan a las cortinas de humo que lanza Petro, o que están muy asustados para pensar, o que de veras están vendados frente a la realidad que muestra el presidente con sus encendidos discursos que indican que no está pensando en nada distinto a mantenerse en el poder y que en 2026 no hará elecciones pues, aunque conserva casi un treinta por ciento de favorabilidad, no se someterá a un incierto proceso electoral que, pese a que maneja todos los hilos, nada le garantiza.
No son sólo las frases “llegaré hasta donde el pueblo decida” y similares, sino que continúa amenazando con la movilización de sus seguidores, que ahora habla de “Coordinadoras de Fuerzas populares” en cada municipio y vereda, que no se sabe de qué se trata pero que su sola denominación trae inherente una organización potencialmente destinada al caos de una movilización nacional en caso de que sus demenciales propósitos destructivos se vean bloqueados por lo que él llama “golpe blando” de la institucionalidad, movilización que se vería reforzada por los de la primera línea, los indígenas que siempre carga con ellos para lo que sea, y toda suerte de malandros que apoya y apoyará, no le importa que haya perdido el acompañamiento de Fecode y sus maestros hoy maltratados por el nuevo sistema de salud. El caso es que se mantiene amenazando con algún éxito, pues hay sectores que le comen cuento, y están muy asustados.
¿Constituyente? ¡Qué jartera la amenaza permanente! Desde las épocas del colegio, a aquél compañero que vivía amenazando, se le enfrentaba tajantemente, “para estar guindando es mejor caer” así que el amenazador era sometido a una brava pelea o, en la mayoría de los casos, hasta ahí le llegaban las bravuconadas, cedía con el rabo entre las piernas. Es hora, entonces, de perder el miedo, y que la dirigencia lleve a cabo todo lo que tortura a Petro, a ver hasta dónde llegan sus amenazas, hasta dónde las fuerzas subversivas lo acompañarán, hasta dónde las tales coordinadoras podrán coordinarse con todos sus pares en el país, y hasta dónde ese llamado a las calles no pasará de un vandalismo fácilmente controlable.
Es que no estamos solos. Ya mi general Zapateiro anunció estar pendiente para actuar y, lo mejor, ya nuestro glorioso ejército aclaró que su misión es defender al país, y no a ningún líder, por presidente que sea.
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