Por vainas de la Ley Emiliani el pasado domingo la Iglesia colombiana festejó la Epifanía, cuando es hoy que se conmemora la llegada de los Reyes Magos, que no eran reyes, ni eran magos ni, aunque bacano el pesebre con los manes ahí, tampoco llegaron preciso al nacimiento del Niño Dios sino casi un año después, claro, cada uno recibió la divina manifestación en su lejana tierra, que a lomo de bestia partieron, nadie entendía por qué semejante viaje detrás de una estrella y, claro, demoraron en llegar a Jerusalén, donde coincidieron siguiendo la estelar guía.

Llevaron simbólicos regalos: Gaspar, de procedencia asiática, el incienso que aún se utiliza como elemento de adoración; Baltasar, africano él, la mirra hoy pasada de moda pero es también aromática sustancia con propiedades curativas; y Melchor, a quien se le atribuye llevar oro, un encarte para la Sagrada Familia, pero fijo fueron posteriores inventos de los europeos alardeando de lo que no tienen. El caso es que, una vez en Jerusalén, la estrella desapareció y les tocó por doquier preguntar por el recién nacido Rey de Reyes. Enterado Herodes, les encargó buscarlo y regresar a contarle dónde estaba, cosa que no hicieron, no eran ni magos ni reyes pero tampoco eran bobos, lo que movió al rey a ordenar el asesinato de todos los menores de dos años. Cuando salieron la estrella reapareció y los condujo a la cabaña donde estaba el Niño, de casi un año, grande y rozagante; le hicieron los honores, y se pisaron. De ahí el festejo que se oficializó en el Siglo V por el papa León Magno, lo que encanta a la niñez del mundo, y que se conoce como Epifanía, o sea manifestación.

Epifanía es lo que hoy requerimos de los precandidatos presidenciales, ahora que se inicia el año electoral. Que se manifiesten. Basta ya de tibiezas y de esperar que el electorado interprete su silencio. Es hora que los del Equipo Por Colombia destaquen sus individuales propuestas, que divulguen la importancia de votar masivamente para lograr un Congreso claramente mayoritario, que rechacen frontalmente los propósitos de un petrismo respaldado por Santos y que señalen los peligros que tal manguala supone para el país; en fin, que exhiban su talante y sus talentos. Es hora de que Álex recorra el país mostrando que lo logrado aquí puede hacerlo en todo el territorio nacional; que lo que se requiere es un gobernante de provincia, en fin, que su estrella se convierta en manifestación de progreso equitativo, en epifanía nacional de triunfo.

Coletilla deportiva: Buena cosa que la Liga Profesional de Béisbol Colombiano haya celebrado un convenio para la transmisión de los partidos del torneo local, un triunfo de los directivos. Ya con el baloncesto se vieron los buenos partidos, y se consolidó una afición. Tendremos así impulso para los tres deportes  preferidos en el Caribe que, contra los pronósticos, en el fútbol actuaron en derecho y Unión Magdalena competirá en la “A”, ojalá se esfuercen en conservar la categoría, para disfrutar tremendos clásicos con Junior.

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