“Por el derecho a un trabajo digno”, rezan las pancartas de los huelguistas de Cerrejón. ¿Trabajo digno? ¡Tamaña desfachatez! No se trata de un reclamo ordinario. Se trata de que el sector está tomado por la izquierda desestabilizadora. ¿Será este el primer paso del plan de revueltas que para la pospandemia han organizado con miras a crear el caos? ¿Vendrá luego la USO? ¿Trabajo digno? Así como el petróleo y el carbón son los principales renglones de la economía nacional, los trabajadores de Ecopetrol y de Cerrejón son los que tienen mejores salarios, prestaciones, las mejores condiciones y estabilidad laboral. ¿Piden trabajo digno? Es un cinismo desaforado en medio de tanta informalidad y tanto desempleo.

Peligra nuestra viabilidad financiera. La actual situación no podía ser para ellos más propicia: La declinación económica producida por la pandemia está en incipiente recuperación, y no es propiamente una huelga en Cerrejón lo que ayudará a corregirla.

Pareciera una bien planeada estrategia que comenzó con los infiltrados en el gobierno, las propias instancias oficiales encabezadas no por ambientalistas, sino por (¿seudo?) ecologistas que, apoyados por sesgados jueces, esgrimen una supuesta defensa de la naturaleza y dictan medidas para entorpecer el normal desarrollo de nuestra gran minería, generadora de divisas, regalías y empleo, vale decir, de nuestra economía. Le siguieron entonces los sindicatos, abiertamente afiliados a un desueto y fracasado comunismo, que montan huelgas y revueltas para crear caos y, en ya demasiadas ocasiones, hasta para destruir sólidas empresas generadoras de riqueza. Y finalmente algunos medios y redes haciendo eco a malintencionadas críticas a las medidas gubernamentales enfocadas a paliar la situación laboral facilitando la formalización de muchos empleos. ¿Cómo así que se oponen a que un trabajador de temporada que devenga menos de un salario tenga la oportunidad de obtener prestaciones sociales y seguro de riesgos profesionales? ¿Creen mejor que sigan desprotegidos? Es cinismo.

Las nuevas tecnologías de obtención de energías alternativas limita en el tiempo la comercialización de petróleo y carbón, y condena a que nuestros recursos base de la economía se queden enterrados. A esto hay que ponerle atención y tomar medidas drásticas. No se trata sólo de declaraciones de ilegalidad, sino de expedir leyes o decretos de emergencia que permitan establecer sistemas de alternación laboral para que quienes no quieren trabajar se queden definitivamente cesantes. Estamos en emergencia, y el gobierno debe utilizar todos los mecanismos procedentes para precaver una eventual escalada de huelgas y paros que nos agrave la situación a punta de posiciones cínicas.

Coletilla regional: Ya lo advirtieron todos los parlamentarios del Caribe, liderados por el senador Zabaraín: Es de suprema emergencia atender la erosión que se presenta en la vía Salamina - El Piñón, puesto que podría replicarse el desastre que tuvimos aquí en 2010, miles de hectáreas inundadas. ¡Pilas con eso!!

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