Hace tal vez 14 años, en una amplia reunión de actualización del POT, liderada por Roberto Zabaraín, alguien propuso incentivar la densidad demográfica en las manzanas aledañas a las estaciones de la troncal de Transmetro permitiendo gran altura y mezcla de institucionalidad y comercio e incluso exenciones parciales y temporales sobre el predial de los desarrollos que se dieran en ellas a fin de incrementar el flujo de pasajeros para bien de ellos por la cercanía y del sistema por mayor ingreso. Eso no se hizo y sigue haciendo falta. La movilidad más eficiente es la “no-vilidad”: no tener que movilizarse. El metro de Tokio incluyó en su objeto social el desarrollo de vivienda y comercio alrededor de las estaciones, logrando hacer autosostenible su operación. Bogotá está haciendo lo mismo.

Ahora hay una nueva oportunidad de subirnos a la ola de desarrollo urbano “orientado por el transporte”. A los costados de la Avenida Circunvalar han surgido en la última década grandes proyectos que han contribuido a realizar sueños de mejoramiento notorio en la calidad de vida de docenas de miles de barranquilleros, incluyendo solidariamente en el gentilicio a los de municipios vecinos, gracias sobre todo a su propio esfuerzo y a los subsidios de gobiernos recientes. Entre aquellos están Puerta Dorada, Alameda del Río y Ciudad Mallorquín, que en unos años darán albergue a más de 50 mil familias, aglomeraciones que viabilizan un sistema de transporte masivo.

La propuesta es un tren ligero (liviano) que rueda a nivel de calle y puede elevarse a conveniencia en algunos tramos y que vaya por el centro de la circunvalar desde el Estadio Metropolitano, empalmando con Transmetro, hasta la glorieta Adelita de Char, en Las Flores. Son 18 kilómetros que tendrían más de una docena de estaciones, incluyendo las intersecciones con La Cordialidad y las carreras 51B o 53 y 65, y otras donde hay barrios populosos hacia adentro como 7 de abril, Los Almendros, Caribe Verde o La Paz.

La mejor medida de proximidad es el tiempo, no la distancia, por tanto, la única opción además de mezclar vivienda VIS y usos de suelo en el territorio, es que la ciudad provea un sistema en que todos podamos llegar a tiempo al trabajo y al estudio sin dejar la vida en el tráfico ni necesitar carro. Hay que alistar estudios de origen – destino e incluir en el presupuesto de inversión (subsidiada) el equipo rodante a fin de bajar el costo de la operación, para presentarlos a un gobierno nacional que sea amigo de la región y del progreso.

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