-¿Tú crees que Boca o River van a permitir que les toque jugar con solo trece jugadores, once titulares y dos suplentes?- le pregunté a mi compañero de sección William González Badillo, sabiendo perfectamente la respuesta.

-¡Ni de vainas!- respondió William de inmediato, sin titubeos, sin rodeos, sin pensarlo dos veces.

La respuesta era obvia. Los dos la teníamos clara. Dos equipos tan encopetados como el ‘Xeneize’ y el ‘Millonario’, con toda la popularidad, influencias y poder que mueven, jamás permitirían las condiciones en las cuales les tocó jugar a Junior el 16 de diciembre pasado en Chile, en el segundo juego de la serie de cuartos de final de la Copa Sudamericana ante Coquimbo Unido.

Junior, que llevaba dos semanas lidiando con los contagios de Covid-19 (todo comenzó antes del partido de ida en Barranquilla ante Coquimbo), no había podido entrenar con su equipo completo y encaró la semifinal de la Liga ante América y la serie frente al cuadro chileno bastante diezmado con la seguidilla de partidos y viajes, sin su director técnico (luego sin su asistente) y cruzando dedos para que no siguieran apareciendo positivos por coronavirus.

Así, teniendo más pruebas médicas que prácticas y preparación, con la injusticia de un fuera de lugar microscópico (en un gol de Fuentes) y una mano-penalti ignorada por el VAR, Junior resultó apeado de la Liga y viajó a Chile a dar la pelea ante Coquimbo a pesar de las adversidades.

Arribó a territorio chileno con 16 jugadores, pero al llegar las autoridades de ese país sometieron al grupo a pruebas aleatorias en las cuales Fabián Ángel resultó positivo. Por disposición de los órganos sanitarios australes, se determinó aislar en otro hotel a Ángel y a los jugadores que entraron en “estrecho contacto” con él, Michael Rangel y Luis Sandoval, a pesar de que los dos delanteros dieron negativo en pruebas realizadas posteriormente.

Supe que Junior pidió a la FCF que interviniera ante la Conmebol para que se aplazara el juego y le dijeron: “Eso es imposible”.

Ya todos conocen la historia, Junior, con todo y la desventaja, ganó 1-0, pero quedó eliminado por los dos goles que consiguió Coquimbo de visitante (2-1 en Barranquilla). Ni modo. La regla dictada por la Conmebol era jugar o perder por W. Tocó aceptar.

Lo indignante e inconcebible sucedió el jueves. Un club argentino, Defensa y Justicia, que no es River ni Boca, registró tres contagios al llegar a Chile para enfrentar a Coquimbo en la semifinal y ahí sí hubo comprensión y aplazamiento. Increíble. Junior no tuvo defensa en la FCF ni justicia en la Conmebol.