No es justo decir con absoluta certeza que Julio Comesaña es un técnico defensivo y que “no le gustan los jugadores talentosos”.

No sé si se puede calificar de esa manera a uno de los entrenadores que ha dirigido a varios de los Junior más espectaculares y exitosos de la historia: el de 1991, que trajo ‘la Juniormanía’ original con los tres reyes magos, Ferreira, Pacheco y Valenciano; el de 1993, que ganó la final con Mackenzie, Pacheco, ‘El Pibe’, ‘Niche’ y Valenciano; el de 2009, que jugaba con ‘Piojo’ Acuña, Giovanni, Yánez y Teófilo (en los segundos tiempos entraba Bacca); el de 2017, campeón de la Copa Águila con Chará, Jarlan, Luis Díaz y Teófilo; y el de 2018, finalista de la Copa Sudamericana y campeón de la Liga, con Jarlan, Díaz, Teo y la famosa línea de tres que tanto está fastidiando ahora a gran parte de la hinchada.

Además de cuajar equipos que llenaban la retina, puso debutar o le dio continuidad a varios volantes de ataque de gran calidad técnica como ‘Pachequito’, Macnelly Torres, Pedro Ortega, Vladimir Hernández, Jarlan y Luis Díaz. Evidentemente no es que le disguste usar creativos, sencillamente no lo convencían (a mí tampoco) las características futbolísticas que le ofrecía Roger Torres (para hacer alusión a una polémica reciente en ese sentido).

Todo lo anterior es innegable, como lo es el hecho de que hoy en día se está demorando para implementar cambios y mejorar la producción ofensiva de Junior.

Teniendo en cuenta la falta de claridad y sorpresa de mediocampo hacia arriba en este comienzo de temporada y que sus rivales suelen venir al ‘Metro’ en plan candado, sería bueno incluir uno o dos hombres con mayores virtudes ofensivas que James Sánchez y/o Fredy Hinestroza.

Ojalá algún día podamos ver a ‘Caricaco’, Yohandry, Cetré y Teófilo al mismo tiempo. Por lo menos de local.

Comesaña, como ya hizo en otros Junior, puede encajar esas piezas sin que el funcionamiento y el equilibrio se pierdan. Cetré, que está rindiendo muchísimo más de lo que la mayoría apostábamos, le ha agregado bastante picante al ataque, pero no es suficiente, sigue faltando sal y sabor. En el banco hay un salero y más ingredientes, es cuestión de animarse a usarlos y saberlos mezclar.