Una moral impoluta era el único argumento con el que Petro y la izquierda colombiana pretendían mostrarse diferentes o “mejores”, pero se esfumará si se demuestra que los billetes del Petrovideo eran narco-dinero. Digo “el único”, porque excepto ese argumento ni Petro ni la izquierda lograron modelos de gestión exitosos en parte alguna. China, bastión del comunismo, tuvo que adoptar el ‘capitalismo salvaje’ para lograr un relativo éxito económico. Rusia también. En China la propiedad privada y la plusvalía son furor. Es, además, el mayor acreedor de la deuda externa de los EEUU y el país donde las libertades civiles tienen limitaciones absurdas impuestas por un régimen totalitario desaprobado por sus ciudadanos. Rusia y Venezuela también.
En Facebook, durante 40 minutos de video tipo relato tropical, Gustavo Petro intenta excusarse, e imbuido de socialismo del siglo XXI desafía la genialidad de Bertolt Brecht, el dramaturgo y poeta alemán, creador del teatro épico o dialéctico; por esto último lo incluí. Brecht era comunista, pero nunca quiso ser miembro de ese partido en la Alemania de 1933, de donde huyó de los nazis. El protagonista del video no es Petro como tenía que ser, sino un vehículo marca Volga que va y viene en la narración. El Volga tuvo un rol icónico en la “nomenclatura soviética”. Petro lo usa para hacer cierta apología al ‘Soviet’ y al Granma, el yate en el que Fidel Castro llegó a Cuba. Mientras habla, Petro “galopa” por las trochas de las sabanas de Sucre y Córdoba sobre el indómito potro de cuatro ruedas tal cual llanero solitario y como héroe de su propia historia.
La obra maestra de Brecht fue La ópera de los Tres Centavos y su versión latina, Pedro Navaja, es la mejor pieza de Rubén Blades que la tituló con el nombre del oscuro personaje que Brecht usó para representar a un criminal sin moral y antihéroe. La obra es una crítica a la burguesía y la dramatización de la pregunta: “¿Quién es un criminal mayor? ¿El que roba un banco o el que funda uno?”.
Petro denigra haciendo lo que cuestionó y le hicieron en el Senado: que el video presentado por la senadora Paloma Valencia en el que recibe el dinero fue una cortina de humo para cubrir la denuncia contra Odebrecht, el fiscal y el Grupo Aval; pero no le alcanza para diluir la fruición con que mira y toca el dinero, que es lo que más ha causado repudio y decepción en sus 8 millones de electores, incluido el arquitecto Simón Vélez, de quien Petro afirma vino el dinero. Petro justificó a Juan Carlos Montes, su “gran amigo”, quien le da los billetes en el video, como obsesivo en documentar, filmar y guardar todo, hasta el Volga. No se entiende entonces que esa filmación se realizara a escondidas si eran tan “amigos”.
En la entrevista de Caracol, Simón Vélez negó haber hecho aportes a la campaña de Petro. Su arrepentimiento por haberlo apoyado y su declaración frente a cámara lo dice todo: “...yo vivía muerto del terror de haber apoyado a Petro; afortunadamente se dio lo del video y el país se salvó de ser una Venezuela. Esa parte de la izquierda que he descubierto después, ya no me gusta”.
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