En épocas difíciles, próxima a elecciones de gobernadores y alcaldes, escribir sobre política o temas sociales de corrupción y otros males incluyendo los escándalos presidenciales, es como gritar en el desierto ante un público ensordecido y poco atento.

A pocos días de elecciones no quiero estresarme con tantas sandeces que pronuncian los candidatos en los debates, acusaciones e irrespetuosos ataques de unos contra otros, son cosas normales, que el uno es un ladrón, que el otro está siendo investigado, al final de cuentas ¡difícil encontrar un político honrado!

Votaré porque es mi deber como ciudadano, tal vez lo haré por el menos malo de los candidatos, de pronto lo haré en blanco, la democracia es la tiranía de la multitud, el pueblo es el que elige su destino. Sin pensar en el bienestar, tal vez por ignorancia o por interés pero el pueblo es el que elige, elige mal o elige bien, somos más los que pagamos los errores de las malas elecciones, comparados con los pocos que disfrutan de las altas posiciones que concede el clientelismo y la burocracia, para terminar gobernados por la corrupción, que es una desgracia.

La verdad se ha dicho, el futuro político es incierto, cada vez estamos peor, no hay autoridad tampoco hay voluntad de mejorar, al mejor estilo del síndrome de Estocolmo, cuando el secuestrado siente afecto por su captor, en nuestra Colombia el pueblo siente afecto por su político a sabiendas que es un ladrón. Razón por la cual prefiero dedicar mi tiempo a algo más ameno, para salir de la rutina y relajar mi mente, el fruto de la vid es una opción excelente.

El vino, bebida espirituosa grata y deliciosa. ¿Cuál es el mejor? me suelen preguntar, a lo que respondo: aquel que se pueda disfrutar con una buena compañía, con un buen libro o una buena cena, el vino es ideal para subir el ánimo y olvidar las penas, con calor o con frío un sorbo de vino siempre será bienvenido.

¿Cuál es el mejor? Para mí lo son todos el tinto, el blanco, el rosado, sean chilenos, argentinos, franceses, italianos, españoles, del rioja o el Duero, también los hay americanos como los californianos, todos, todos tienen su delicia; todos tienen su encanto. Entre taninos, sabores, aromas corchos y botellas, no hay mejor bebida para compartir, para disfrutar y para el espíritu como el vino.

No nos enredemos con política ni con elegir sinvergüenzas ya tenemos suficiente con tanta pobreza y violencia, démosle a nuestra vida tranquilidad y alegría, mientras podamos tomemos una copa de vino al día, que no vale la pena perder el tiempo prestando atención a la corrupta politiquería.

*El exceso de alcohol es perjudicial para la salud*